Hay una estatua de la Virgen María en lo alto de una colina en el Santuario de Nuestra Señora Gunadala Matha, en la ciudad y diócesis de Vijayawada, en la India.
Cada año, al acercarse la fiesta de la Virgen de Lourdes, atrae multitudes de casi millón y medio de personas, incluyendo muchos visitantes que no son cristianos.
La imagen la trajeron misioneros del Pontificio Instituto de Misiones Extranjeras en 1928, y la colocaron en la colina “para proteger la ciudad y mantenerla más cerca de Jesús”, como recuerda en el santuario el obispo Joseph Raja Rao Thelagathoti.
El obispo explicó: “La Virgen de Lourdes que llegó a Vijayawada es la misma que hoy bendice la ciudad como Nuestra Señora de Gunadala Matha”. Durante la homilía de esta festividad explica las apariciones en Lourdes de 1858, y cómo la Virgen “explicó a Santa Bernadette cómo obtener la misericordia de Dios a través del rezo del Rosario y la práctica de la penitencia, para convertir a un mundo pecador que, de otra manera, está destinado a ser destruido”.
Hay que señalar aquí que algunas expresiones del obispo son más bien de su cosecha propia, pues las apariciones de Lourdes destacan, como ha señalado a menudo su estudioso, Vittorio Messori, por no incluir amenazas de catástrofes ni castigos: ningún mensaje en Lourdes habla de que el mundo va a ser destruido.
La celebración en este santuario dura 3 días y antes va precedida por una novena, durante la cual, cada día, los fieles acuden en procesión al santuario sobre la colina, llevando a su paso velas encendidas.
El Padre Chinappa, rector del santuario, refiere: “Este año casi 1,4 millones de personas participaron en los diferentes momentos. Esta cifra refleja la cultura transversal de la congregación. Gran parte de esta multitud fluctuante está conformada por personas pertenecientes a los credos más variados, que han venido aquí para encontrar la paz y ponerse en sintonía con la Madre de Dios. Llevan ofrendas de flores y parten cáscaras de coco frente a la Virgen, de acuerdo con el tradicional fervor indio. Las personas vienen para hacer un voto o bien para cumplirlo, para hacer penitencia, o la busca de un milagro”.
Los fieles forman una fila desde las primeras horas de la mañana, y luego emprenden el camino de ascensión por la colina.
Hacia la mitad del camino se detienen a rezar frente a la gruta de la Virgen y luego prosiguen hasta la cima, donde se alza una cruz. “Durante la subida, que dura casi una hora –dice el rector- hay puestos donde los fieles pueden cortarse el cabello, como signo de sumisión a la Virgen. Raparse el cabello es un acto de penitencia, con el cual se encomienda a la Virgen la protección de los niños, o se agradece la gracia recibida”.
Al término de la misa, Mons. Raja Rao invitó a la asamblea a “emprender una peregrinación espiritual y a dejarse atraer por María, la Madre del Universo, que aquí, en Vijayawada ha venido a residir como Gunadala Matha”.