Propuso un rosario semanal en una residencia de ancianos… y ahora lo hacen en cien

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Teresa Rodriguez, a la izquierda, con medallita, organiza equipos de rosario en residencias de ancianos
Teresa Rodriguez, a la izquierda, con medallita, organiza equipos de rosario en residencias de ancianos

En 2019, antes de la pandemia del coronavirus, Teresa Rodríguez, enfermera en cuidados paliativos de Boulder (Colorado, EEUU) empezó a ser consciente de sus amplias oportunidades de evangelizar en las residencias y centros de atención y cuidado paliativo donde trabajaba.

Según detalla la web de The Rosary Team, Teresa quería ofrecer más atención espiritual a los más mayores. Junto con algunos de sus pacientes y un nutrido grupo de fieles y voluntarios, la enfermera organizó un rezo semanal del rosario con los internos.

“Le pregunté a un centro de atención si les gustaría que los voluntarios rezaran el Rosario con sus residentes y, para mi sorpresa, dijeron que ‘sí’”, relata Rodríguez, recordando que solo unos días después empezó a recibir nuevas solicitudes. “Me sentí emocionada de que quisieran más voluntarios para dirigir el Rosario y me puse a buscar nuevos voluntarios en las parroquias”.

Tres rosarios a la semana, en 100 localidades, con voluntarios

Los familiares de los internos pidieron que el rezo se diese con más frecuencia y empezaron a rezarlo tres días por semana, mientras la iniciativa se expandía como la pólvora. En poco tiempo los grupos de oración conformados por voluntarios se multiplicaron y la agrupación, ya conocida como The Rosary Team, llegó a 100 centros de atención.

Hoy, The Rosary Team se encuentra presente en los centros de casi una veintena de estados de Estados Unidos y también en Paraguay, con grupos que se nutren de las parroquias de las diócesis y que reciben el apoyo institucional de obispos como Samuel J. Aquila, de Denver.

Ancianos agradecidos

Emma Trujillo, feligresa de Wisconsin, es solo una de las muchas voluntarias que acude a rezar una vez por semana al asilo de ancianos, en su caso, al Holton Manor. Los internos la reciben cada semana con alegría y muchos abrazan o regresan a la fe o quedan renovados.

“Normalmente nos acompañan unos seis residentes, unas veces más, otras menos… Están muy agradecidos de que estemos allí y los empleados también”, asegura.

De entre los muchos episodios de transformación. Una mujer, alejada y resentida hacia la fe, increpaba a los voluntarios para que se fuesen. Trujillo le explicó que podía quedarse, pero la mujer respondía igual: no se movería de ahí hasta que los católicos se marchasen.

Justo cuando la mujer trató de echarles y comenzó a emitir improperios e insultos, apareció en la sala un buen amigo suyo que iba a rezar.

“La mujer decidió quedarse” -relata Trujillo-.  “Y no solo se quedó, sino que rezó todo el rosario en voz alta con nosotros. Al final de la oración, con sus ojos llorosos y brillantes y una sonrisa en su rostro, nos dio las gracias. Volvió a venir la semana siguiente. Nos quedamos asombrados. Uno de los voluntarios dijo: ‘Dios trabaja de maneras misteriosas’”.

Perseverar en el mismo centro a la misma hora

Para el buen funcionamiento de la iniciativa y su mejor aceptación entre los residentes, es importante mantener las rutinas y horarios del rezo de The Rosary Team. Por ello, el mismo grupo de voluntarios visita cada semana el mismo centro, a la misma hora, buscando poner en práctica las obras de misericordia corporales al mismo tiempo que fomentan la comunidad y, en algunos casos, el regreso a la fe.

La impulsora Teresa Rodríguez se considera una simple colaboradora con “el plan de la Virgen”. 

Después del Covid, cuenta ella, “me pregunté si a otros hogares de ancianos les gustaría que los voluntarios dirigieran el Rosario. Todos me dijeron que sí”, cuenta Rodríguez, que entonces comenzó los planes de estructuración administrativa de la organización e incluso la contratación de personal.

Entre los frutos, destacan los casos de ancianos que vuelven a la fe, como Dan Cummings tras 40 años sin práctica alguna. Forjado en la adversidad como ganadero, pasaron décadas de dureza y cerrazón hasta que sintió de nuevo el calor de la fe al ver uno de los carteles de The Rosary Team, que hoy le describe como “un hombre cambiado” por los sacramentos y la oración.

“Ahora tengo paz y soy mucho más feliz. Ha cambiado por completo mi perspectiva de la vida. Tengo 80 años y antes lo único que quería era dejar de respirar. Ahora tengo paz. No puedo explicarlo. Vivir en un asilo de ancianos es bastante restrictivo y no podía creer lo bien que me hacía sentir rezar el rosario y lo acogedores que me han sido los voluntarios”, relata el mismo Dan.

Entre los residentes también se renueva el afán apostólico y evangelizador. Así lo muestran Bill y Joyce Poska, que una vez se adentraron en el rezo del rosario en su centro, se sorprendían concretamente de una de las ancianas presentes, que evitaba unirse a la oración.

“Ahora es nuestra participante más fiel. Cada semana, cuando llegamos, está sentada en nuestro rincón de oración esperándonos. Cuando es posible, su esposo viene a visitarla y reza con nosotros. Hemos entablado una amistad con ellos y cada semana pasamos unos minutos con ellos. Solo esperamos que los residentes obtengan al menos la mitad de lo que nosotros obtenemos del Equipo del Rosario. Es cierto lo que dicen: “Cuando ayudas a los demás, eres tú quien más se beneficia”.

Teresa Rodríguez, a la derecha, con algunos rosarios y materiales de The Rosary Team
Teresa Rodríguez, a la derecha, con algunos rosarios y materiales de The Rosary Team

Los voluntarios quedan edificados

También los voluntarios han visto sus vidas cambiadas, como Melanie McClanahan, que asegura haber visto a otras personas, incluso a ella misma, sanar: “He visto a familiares unirse y a personas que no estaban seguras de su fe, crecer en su amor por Jesús y su devoción a nuestra Santísima Madre. El Equipo del Rosario me da una razón para realmente ‘estar presente’ para los demás. No importa lo que esté experimentando, rezar con los residentes que están pasando por sus propias pruebas nos permite a todos ser solidarios en nuestra peregrinación por el mundo”, cuenta ella.

Otro de los testimonios de voluntarios es el de Cynthia Nunes, a quien el rezo del rosario le ayudó a emprender el camino a la sanación tras años de sufrimiento personal. ¿El motivo? “Se requería que pensara en los demás antes que en mí misma”, comenta Nunes.

También valora la capacidad del rosario para forjar auténticas relaciones y comunidad, pues es consciente de cómo “las amistades florecen cuando los residentes se reúnen sistemáticamente una vez a la semana para rezar.

“Se conocen entre sí, conocen las cruces que llevan otros residentes y parece que crece la tolerancia hacia la vida en comunidad. Los residentes se comprometen con acudir a rezar y si por alguna razón no pueden venir, la próxima vez que los vemos nos cuentan lo mucho que echaron en falta la oración de la semana anterior”, agrega ella.

Las relaciones que se forjan en torno al rosario son firmes y perduran y la comunidad queda impactada ante el fallecimiento de cualquiera de sus integrantes, ya sea interno, empleado o voluntario.

“Hace poco fallecieron dos residentes habituales”, menciona Trujillo. “A la mayoría de los residentes les cuesta hablar, así que fundamentalmente escuchan. Algunos se quedan dormidos, pero esta residente en particular era muy lúcida y siempre rezaba con nosotros. Luego comenzó a deteriorarse y falleció”, cuenta la voluntaria. También habla de otra residente, a la que recuerda como “un rayo de sol”: “Siempre estaba muy feliz e iluminaba la habitación con su presencia. Era triste porque tenía demencia, pero siempre era muy agradable verla. Falleció de repente. Creo que su muerte nos impactó especialmente a mi hija y a mí. Realmente disfruto viendo a los residentes”, concluye.

Para obtener más información sobre The Rosary Team y cómo unirse, visite el sitio de The Rosary Team .

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