El Papa Francisco ha acudido al santuario de la Virgen del Divino Amor, a las afueras de Roma, para rezar el rosario junto algunos fieles y solicitar la paz en Siria y también en el mundo entero.
«Hoy, en el Santuario de la Virgen del Divino Amore, recitaremos el Rosario rezando especialmente por la paz en Siria y en el mundo entero. Invito a prolongar durante todo el mes de mayo el rezo del Rosario por la paz», avanzó en su perfil de Twitter.
Un recuerdo especial para Siria
Francisco acudió a este pequeño santuario de la periferia romana para dar inicio al mes de mayo, tradicionalmente dedicado al culto mariano, y rezó durante unos cuarenta minutos ante la imagen de la «Madonna» del Milagro, una de las más veneradas por los romanos.
La oración estuvo precedida por la lectura, por parte de una monja, de las palabras que el Papa dedicó a Siria en su mensaje pascual del pasado 1 de abril.
En el mismo invocaba «frutos de paz, de reconciliación y de esperanza para el mundo entero», sobre todo para «la amada Siria cuya población está agotada por una guerra que no tiene fin».
E instaba a «todos los responsables políticos y militares para que se ponga fin inmediatamente al exterminio que se está llevando a cabo (en Siria), se respete el derecho humanitario y se proceda a facilitar el acceso a las ayudas» que la población necesita «urgentemente», así como el regreso de los desplazados.
Ni discursos, ni catequesis: sólo el rezo del Rosario
No pronunció catequesis o discurso alguno y, a su término, saludó a los residentes en la Residencia del Divino Amor, que acoge a 24 ancianos, y a las madres y sus hijos que viven en la Casa «Mater Divini Amoris», gestionada por una congregación de religiosas.
El Pontífice fue recibido por centenares de personas que le esperaban, aclamándole, a las puertas del templo, en la periferia sur de la capital, y ante las que Francisco impartió la bendición apostólica.
Le acompañaron el arzobispo y vicario de Roma Angelo de Donatis; su auxiliar para el sur, Paolo Lojudice; el rector del santuario Vincent Pallippadan y el párroco John Harry Bermeo Sánchez, entre otras autoridades eclesiásticas.
María, Reina de las familias, ruega por nosotros