Diez breves oraciones a la Virgen de Santa Teresita del Niño Jesús: «Soy más feliz que tú», le decía

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El 1 de octubre es en el santoral el día de Santa Teresita del Niño Jesús (1873-1897), la joven religiosa de las carmelitas de Lisieux beatificada en 1922, canonizada en 1924, nombrada en 1927 patrona de las Misiones y proclamada Doctora de la Iglesia en 1997 por el Papa San Juan Pablo II.

Inspiradora de la espiritualidad de millones de personas en todo el mundo, conocida también como la Florecilla porque así gustaba también verse ella ante Dios, Santa Teresita dejó escritas frases de gran belleza y delicadeza teológica sobre la Virgen María, entre las cuales el bloguero católico Tom Perna ha entresacado una decena con ocasión de su festividad.

1. «¡Oh, cuánto amo a la Santísima Virgen! Si fuese sacerdote, ¡con cuánta frecuencia le hablaría! La describen como inalcanzable, cuando más bien debería ser señalada como modelo. Ella es más una Madre que una Reina«.

2. «No tiemblo al ver mi debilidad, porque los tesoros de la madre pertenecen también a su hija, y yo soy tu hija, mi querida Madre María».

3. «Mi querida Madre María, creo que soy más feliz que tú. Porque yo te tengo como Madre, y tú no tienes a la Santísima Virgen para amarla, como te tengo yo».

4. «¡Oh, Virgen María, cambia mi corazón para que se convierta en el más hermoso y puro corporal, y así recibir la blanca Hostia en la que se esconde nuestro dulce Cordero!».

5. «En esta primera ´fusión´ con Jesús [Santa Comunión], fue de nuevo mi Madre Celestial quien me acompañó hasta el altar, poque fue ella misma quien colocó a su Jesús en mi alma«.

6. «Me consagré con todo mi corazón a la Santísima Virgen María, y le pedí que cuidase de mí. Me pareció que miraba con cariño a su Florecilla y que le sonreía de nuevo».

7. «¡Qué alegría recordar que ella [María] es nuestra Madre! Puesto que ella nos ama y conoce nuestras fragilidades, ¿qué hemos de temer?»

8. “¡De rodillas escucho, sublime Reina de todos los Ángeles, ese dulce cántico que derrama tu alma! Enséñame pues cómo cantar como lo hacen los bellos ángeles celestiales! Y a glorificar a mi Jesús, que sólo Él puede llenarme».

9. «Pedirle algo a la Santísima Virgen no es lo mismo que pedirle algo a Dios. Ella sabe bien qué hacer con todos mis pequeños deseos, y a ella le corresponde decidir si pedirlos o no«.

10. «No temas amar en exceso a la Santísima Virgen. Nunca se la puede amar lo suficiente. Y Jesús estará muy feliz, porque la Santísima Virgen es su madre».

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