Los directores franceses Thierry Demaizière y Alban Teurlai realizaron el documental Lourdes, que en los cines de Francia superó los 250.000 espectadores. Llega a los cines españoles desde el viernes 16 de septiembre. Es una película a la vez espiritual y antropológica. Los cineastas acompañan a algunos enfermos, sus parientes y sus cuidadores y acompañantes al santuario de Lourdes.
Hay un padre con un niño, hay unos padres con un paralítico de 40 años, hay personas con enfermedades muy graves… El espectador ve las historias de estos enfermos y su fe, los acompaña desde muy cerca y se emociona.
«Buscábamos una película sobre la condición humana, la compasión, la fragilidad, y así ha llegado a un público amplio. También incluye la alegría de la fiesta», explican los cineastas a los periodistas españoles.
– El cine consiste en mostrar imágenes, pero vemos que Lourdes no se basa en la vista, sino en el tacto…
– [Demaizière] Como cineastas nos gusta el tema del cuerpo humano. Hemos hecho documentales sobre bailarines, por ejemplo. Nos gusta mostrar el tacto, la sensibilidad… y en Lourdes el cuerpo está muy presente. Es el cuerpo del enfermo, que se abraza. Es la mano que acaricia la roca. Queríamos mostrar eso al espectador.
– Hay escenas muy delicadas, con pudor, pero cercanas, de los voluntarios limpiando a personas ancianas, desnudas, en el baño…
– [Demaizière] En esta película por primera vez se ha confiado en un equipo de grabación para filmar dentro de las bañeras de Lourdes mientras la gente se baña y la lavan. Eso no se ha visto antes.
– [Teurlai] Vimos enseguida que las bañeras eran el elemento central de Lourdes, el corazón de la peregrinación, y por eso enseguida decidimos que lo colocaríamos hacia el final de la película. Es el momento más importante. Una vez nos dieron autorización, rodé allí casi sólo, con un apoyo mínimo de técnicos.
– Entre los peregrinos que conocemos en la película, hay prostitutas y travestis…
– [Demaizière] Los lleva la Asociación de la Magdalena, una asociación católica. Queríamos mostrar a la humanidad entera al pie de la Virgen. Allí todo el mundo está en igualdad de condiciones ante ella, y así mostramos militares, gitanos, travestis y prostitutas… Dicen: «La Virgen me miró como a una persona». Primero los vemos como siluetas desdibujadas, en el parque de Bois de Boulogne, en París, donde está la prostitución. Pero en Lourdes les vemos plenamente iluminados, tal como son. Muchos de estos travestis vienen de América Latina y son muy creyentes. Vemos como el sacerdote habla con ellos, les invita…
– También hay un contraste de edades; hay historias de ancianos, y niños y adolescentes, y voluntarios jóvenes…
– [Demaizière] No es algo que buscáramos, es lo que encontramos allí: voluntarios muy jóvenes, muchos sin experiencia, que acudían a atender cuerpos viejos y dañados. No era su vocación, era algo que probaban… Su reacción nos fascinó y quisimos mostrarlo.
– ¿Qué les ha comentado el público francés tras ver la película? ¿Qué fascina a los espectadores?
– Por lo que hemos visto, lo que más asombra al público es la capacidad de oración de los personajes. El momento fuerte de la película es cuando se encuentran todos al pie de la Virgen. Y los momentos en los que le rezan a Ella, cuando piden cosas. A los espectadores les impacta ese momento, escuchar lo que piden, cuando los peregrinos se confían.
– ¿Qué escena les parece que transmite más lo sagrado en las personas?
– [Demaizière] Para mí, es la escena con que se cierra la película, la beatitud que expresa ese enfermo al terminar la peregrinación.
– [Teurlai] Para mí, son las escenas iniciales que mostramos, las manos que tocan la roca de Lourdes. Vemos que esas manos de personas con fe hacen mucho más que tocar una roca.