El padre José María Ramos es uno de los miles de sacerdotes que durante estos meses han padecido el coronavirus. A sus 61 años y tras haber tenido que estar hospitalizado, hace seis meses recibió el alta, pero antes había hecho una promesa a la Virgen.
Este provincial norte de los Barnabitas en Brasil le dijo a la Virgen que si se curaba con su ayuda recorrería andando el camino de la procesión del “Círio de Nazaré” en Belem (Brasil).
Finalmente, este religioso cumplió el pasado 8 de noviembre esta promesa haciendo una peregrinación que cada año concentra a miles de personas.
Tal y como recoge Aciprensa, el sacerdote salió de la Catedral de Belém rumbo a la Basílica Santuario de Nazaré donde cargó consigo dos pulmones de cera, como una muestra del motivo de su agradecimiento a Nuestra Señora y una costumbre entre los devotos de la Virgen de Nazaré.
“Cumplir la promesa aquí (en Belém) no es solo una cuestión de honor, sino una forma de expresar gratitud filial a la Virgen de Nazaré, por la gracia de la curación alcanzada”, explicó el padre Ramos. El sacerdote al llegar al santuario presidió una Misa de Acción de Gracias.
El padre Ramos fue diagnosticado con COVID-19 a finales de abril e fue internado en el Hospital Beneficência Portuguesa en Belém. Recibió el alta hospitalaria el 8 de mayo y continuó su tratamiento en casa, la Basílica Santuario de Nazaré.
El sacerdote recordó que fue “contagiado en el apogeo de la pandemia” y tuvo el 70% de los “pulmones comprometidos”. Además, añadía que “hubo un colapso de mi salud en general, no había condición de mejora, todo estaba masificado. ¡Fue un milagro que me recuperé!”.
El 15 de agosto, tras su recuperación definitiva, el sacerdote publicó el libro La cuarentena de un sacerdote: 11 días de un pequeño calvario, donde relata los descubrimientos espirituales y corporales que vivió durante el tratamiento.
El padre Ramos señaló que padecer la enfermedad fue “una experiencia de cruz y resurrección”. “Este libro fue escrito con el corazón” y tiene “mensajes para todos: los sanos, los curados, los que han perdido a sus seres queridos, los médicos y los profesionales de la salud. El cariño y la conmoción dictaron las líneas”, dijo a la web de la Basílica de Nazaré.