Recientemente falleció José Aste Tönsmann, el hombre que descubrió en las pupilas de la Virgen en la tilma de Guadalupe una de las pruebas más claras de su impresión sobrenatural. Con este motivo, Andrea Galli ha entrevistado en ll Timone (marzo de 2025) a David Caron Olivares, un buen conocedor del tejido y de la imagen.
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La muerte en México, el 25 de noviembre, de José Aste Tönsmann, de 93 años, el ingeniero e investigador de origen peruano que en 1979 publicó un estudio sobre el icono de la Virgen de Guadalupe que causó sensación, ha pasado un tanto desapercibida.
La Virgen María, cuya imagen quedó impresa el 12 de diciembre de 1531 en el manto, conocido como tilma, que portaba el indio Juan Diego Cuauhtlatoatzin, hoy santo, es una imagen que la fe del pueblo mexicano siempre ha considerado inquebrantablemente como acheropita, es decir, no pintada por mano humana.
Tönsmann amplió al extremo las imágenes digitales de los ojos, con el primer equipo informático capaz de hacerlo, en un laboratorio de IBM en México. En las córneas identificó 13 elementos que interpretó como figuras humanas, pertenecientes a dos escenas distintas: por un lado las seis personas que estaban presentes en el milagro; por el otro, los siete miembros de una familia indígena, símbolo del pueblo mexicano o de la familia misma, de su importancia como institución a los ojos de María.
Para honrar la figura de José Aste Tönsmann, nos hemos puesto en contacto con David Caron Olivares, también ingeniero, nacido en 1965, español afincado en Francia, uno de los mayores expertos actuales en el icono de la Virgen de Guadalupe, autor junto con otro gran estudioso, Jean-Pierre Rousselle, recientemente fallecido, de Notre-Dame de Guadalupe. L’image face à l’Histoire et à la Science (2014).
-Señor Caron Olivares, esas imágenes en los ojos identificadas por Tönsmann, ¿no podrían haber sido dibujadas por alguien muy hábil?
-Uno de los ojos de la Virgen mide ocho milímetros de ancho y el otro siete, los personajes de los que estamos hablando son micrométricos. ¿Quién habría sido capaz de dibujarlos, y con tanta precisión, sobre lo que además es una tela muy áspera?
-¿De qué tipo de tejido hablamos?
-La tilma es la prenda que utilizaban los indígenas para protegerse del frío en invierno. Es una especie de capa que se anudaba en el hombro, largo porque se enrollaba varias veces alrededor del cuerpo. Se tejía con una fibra de origen vegetal, procedente del agave o del potulé, un cactus.
»En 1946, el biólogo y botánico Isaac Ochoturena demostró que dicha fibra no duraba más de veinte años. El Tepeyac, el cerro donde apareció la Virgen y donde se colocó la tilma, estaba ubicado a orillas de unos lagos del Valle de México, tres de los cuales eran de agua salada, por lo que el ambiente era salobre, corrosivo.
»El primer cristal para proteger la tilma no fue colocado hasta 1647. Así que durante más de un siglo la tilma fue tocada por los peregrinos, estuvo expuesta a los rayos del sol, a los ultravioleta de las velas que ardían a su lado, al aire salino del lugar. No tenemos ninguna explicación científica de por qué la tela y los colores no se deterioraron.
»No sólo eso, sino que en 1785 un encargado que quería limpiar el marco de plata en cual se guardaba la tilma, retiró el cristal protector y utilizó una mezcla de ácido nítrico al 50%, que es excelente para limpiar la plata. Por error, el líquido fue derramado sobre la tilma, en el lado derecho. Dejó una marca que aún es visible, pero no destruyó el tejido, hecho que debería haber ocurrido, como han demostrado las pruebas de laboratorio.
-¿Qué sabemos de los colores de la imagen?
-Se han estudiado, pero no se ha podido determinar su origen. No parecen pertenecer al reino animal, ni al mineral, ni al vegetal. Para la ciencia actual son de origen desconocido.

-También hubo una bomba…
-Sí, durante los años de la persecución religiosa, el gobierno mexicano quiso destruir la imagen de la Virgen de Guadalupe y el 4 de noviembre de 1921 un emisario colocó una bomba entre el altar y el icono después de la misa. El ruido de la explosión se oyó a un kilómetro de distancia y los cristales de la basílica se hicieron añicos. Sobre el altar había un gran Cristo de bronce que se dobló y hoy está expuesto en el santuario de Ciudad de México. Pero el cristal que protegía a la Virgen permaneció intacto.
-¿Qué ha descubierto la ciencia sobre las estrellas del manto de la Virgen?
-Los primeros que tuvieron la intuición de estudiar las estrellas del manto fueron un astrónomo mexicano, Juan Homero Hernández Illescas, y un sacerdote, también mexicano, Mario Rojas Sánchez, en los años ochenta. Se preguntaron si las estrellas estaban dispuestas al azar o no.
»Se dieron cuenta de que para resolver la cuestión tenían que colocar la imagen de la Virgen en un planisferio con la cabeza en el Este: los mapas que utilizaban los aztecas situaban de hecho el Este en la parte superior. Fue entonces cuando se dieron cuenta de que existía un dibujo, las estrellas correspondían a las de las constelaciones visibles desde el Valle de México el 12 de diciembre de 1531. Sólo que el dibujo estaba al revés, no eran las estrellas como las podían ver los hombres desde la tierra, sino como se verían desde el otro lado del cielo, como si fuera Dios quien las viera. Esto ha sido confirmado por tres equipos de investigadores. Se trata de estrellas que tienen una magnitud de 1 a 5, visibles a simple vista; no se necesita telescopio para detectarlas.
-¿Qué se dice del elemento floral del manto?
-En la imagen vemos a una joven mujer con las manos en posición orante, la cabeza inclinada, la rodilla ligeramente doblada, rodeada de nubes. Está vestida con un manto turquesa, que sólo podían llevar las princesas. Lleva el pelo liso, sin trenzas, lo que significa que es virgen. Una doncella, una virgen, una princesa, que viene del cielo. Alrededor de la cintura lleva un cinturón negro con un doble nudo, lo que indica que está embarazada. Debajo de este doble nudo hay una pequeña flor de cuatro pétalos, muy discreta, que es la flor de la deidad solar. Para los aztecas representaba al Dios único. Los aztecas veían pues la imagen de una princesa venida del cielo, virgen y al mismo tiempo embarazada del verdadero y único Dios.
»Y comprendieron que se trataba de un Dios de amor, misericordioso, diferente a las deidades sanguinarias que adoraban. Aztecas que fueron a visitar la casa sagrada construida para venerar a la Virgen, que escucharon a Juan Diego contar de primera mano las apariciones, que contemplaron la tilma… y el resultado fue el que atestiguaron franciscanos y dominicos de la época: en el transcurso de ocho años hubo algo así como nueve millones de conversiones.
-También circulan por la red exageraciones sobre la tilma de Guadalupe. ¿Podemos refutar algunas de ellas?
-Se habla mucho de que la temperatura de la tilma es constantemente de 36,7 grados, pero no hay ningún estudio científico que lo demuestre. Un médico hizo una vez esta medición con infrarrojos, pero con el cristal delante, y la cosa no se repitió.
»Lo mismo ocurre con los 115 latidos, como los de un feto, que se supone que se oirían con un estetoscopio -alguien lo dijo pero no hay ningún estudio al respecto- y con las pupilas de los ojos de la Virgen, que se dilatarían al acercarse un rayo de luz.
»También circulan datos sobre estudios realizados por la NASA, que, sin embargo, nunca se ha ocupado de la Virgen de Guadalupe.
Traducción de Helena Faccia Serrano.