Cerca de Niza, de la Costa Azul y de la frontera italiana, en el departamento de los Alpes Marítimos, se encuentra el pueblecito de Marie (María, en francés), una de las poquísimas localidades en el mundo cuyo nombre es, sencillamente, el de la Virgen María.
Marie tiene una población de 107 habitantes y un alcalde dispuesto por encima de todo a restaurar la iglesia parroquial, necesitada de una rehabilitación y reforma en profundidad.
En diciembre de 2010 un incendio dañó seriamente el templo, a lo que se añade el desgaste en sus muros y techado a consecuencia de las filtraciones de agua y de su misma antigüedad, anterior al siglo XVI.
Gérard Steppel, el primer edil de Marie, ha decidido lanzar una propuesta audaz para sufragar los gastos que implica la restauración: pedir a todas las personas que llevan en Francia el nombre de María para que cada una de ellas done 1 euro con ese fin.
«Apelo a la solidaridad en el patronímico al pedir su ayuda a todas las Marías, que podrían socorrer al ayuntamiento que lleva su nombre. En Francia, nuestro pueblo en el único que se llama solamente María. Hay otro, pero ¡en Estados Unidos!», expresa el alcalde.
El coste total de la rehabilitación de la iglesia se estima en 149.000 euros, de los cuales el 54% lo financiarán el departamento de los Alpes Marítimos y la región PACA (Provenza-Alpes-Costa Azul), pero el 46% restante, 68.540 euros, deberá ponerlos el ayuntamiento. Una cantidad que se antoja excesiva para un pueblo tan pequeño.
Según las cuentas que se ha hecho Steppel, con los fondos que ya disponen para eso bastaría con que 40.000 Marías de toda Francia aportasen 1 euro a esta iniciativa.
El origen del nombre del pueblo se remonta a la historia de un ermitaño que se retiró a una vida orante en el pináculo donde hoy se erige la iglesia, un lugar que señorea las casas de la ladera. El hombre construyó una pequeña capilla en honor a María, y su fama de santidad la convirtió en lugar de peregrinación, en torno al cual creció la villa, de la cual hay noticia documental desde 1066.
Una valiosa imagen policromada de la Virgen de estatura natural (1,60 metros), esculpida en 1775, sale en procesión cada año, como testimonio de la devoción de los habitantes de Marie hacia la María que les da nombre: los nativos del lugar se llaman los mariols.