La oleada de incendios del verano de 2025 es ya una de las peores de la última década en España y, con más de 300.000 hectáreas calcinadas y 4 fallecidos, este verano va camino de hacer historia en el país.
Muchos pueblos han sido calcinados por completo, viendo como siglos de historia y recuerdos quedaban reducidos a cenizas. En este contexto, los vecinos se ven obligados a decidir, en pocos segundos a veces, qué es lo que quieren conservar, o que, al menos, no desaparezca. Y en el caso de la localidad berciana de Lusio, en Oencia (León), los vecinos apostaron por uno de sus emblemas más queridos cuando una mujer salvó a la Virgen de las llamas.
Este miércoles, el diario El Bierzo noticias informaba de que la imagen, ya a salvo de las llamas, regresaba al pequeño templo tras permanecer tres días resguardada en una de las pocas casas de la localidad que no fue reducida a cenizas.
La protagonista del episodio fue Susana, una de las residentes en la localidad durante estos días. También Vozpópuli se hizo eco del caso y detalló que una de las principales amenazas era la abundante vegetación que prácticamente invade los hogares y enclaves de la localidad. “Llega hasta las casas porque no se trabaja durante el año. La poca gente que hay cuida lo suyo porque para poder cortar un castaño hay que hacer mucho papeleo o te multan”, detalla.
Por eso, cuando el sábado saltaron las alarmas conforme se aproximaba el fuego, supieron que no podrían hacer mucho por salvar las pocas casas de la localidad. Contemplando su coste de oportunidad, los vecinos y familiares que se encontraban en el pueblo o en sus cercanías desbrozaron la iglesia y pensaron de inmediato en la Virgen morena del siglo XVIII que alberga la iglesia.
“Aunque no todo el mundo sea practicante, en el pueblo hay mucha tradición y devoción por la Virgen. Pensamos que, si ardía la iglesia, que al menos pudiéramos salvar la imagen”, relató la mujer.
“No podía dejarla allí. Hemos rezado a sus pies desde niños. Sería como abandonar a una madre”, explicaría más tarde la hija y nieta de lusianos.
Fue entonces cuando los vecinos sacaron la imagen del templo, la resguardaron en una de las casas y desbrozaron cuanto pudieron antes de abandonar sus hogares conforme se aproximaban las llamas.
De vuelta en la localidad, en la noche del domingo, Susana y sus compañeros vieron como “la mayoría de casas eran escombros y ceniza”, describiendo lo que veían como “estar en mitad de la guerra”.
Con el incendio sofocado y tan solo cinco viviendas han quedado en pie. También la iglesia está a salvo. “Seguro que la Virgen ha tenido algo que ver”, afirmó.
Tres días después, cuando el humo aún flotaba en el aire, la Virgen volvía a ocupar su lugar en el altar, tras un acto que El Debate define como “sencillo pero cargado de emoción”.
Los vecinos acudieron desde pueblos cercanos, algunos con la esperanza de poder regresar a sus casas, otros depositando flores entre lágrimas, mientras muchos veían como un milagro que la iglesia permaneciese en pie y el cementerio anexo quedase prácticamente intacto.
Actualmente, gracias al gesto de Susana, la imagen de la Virgen de Lusio se ha convertido en algo parecido a un símbolo y estandarte de la aldea, cuyos habitantes conservan a la Virgen como una reliquia de lo poco que queda en pie, de su memoria común, de su fe y devoción heredada o incluso del deseo obstinado de no rendirse cuando todo parece perdido. Gracias a la labor de los habitantes de Lusio desbrozando la iglesia con las llamas “pisándoles los talones”, a la hazaña valiente de Susana, y con probabilidad a las oraciones de no pocos vecinos, la iglesia y su Virgen morena permanece en el templo.