En casi ningún lugar del mundo siguen ya vigentes las restricciones impuestas por los gobiernos civiles y eclesiásticos hace dos años. En el Santuario de Fátima, sin embargo, seguía prohibida hasta esta misma semana la comunión en la boca: «La Sagrada Comunión se administra solo en la mano», sigue diciendo su portal en el momento de escribirse estas líneas.
Pero en realidad ya no es así. La diócesis de Leiria-Fátima ha hecho suyas las directrices de la conferencia episcopal portuguesa fijadas el pasado 11 de octubre por su Consejo Permanente en una reunión mantenida precisamente en el lugar de las apariciones de 1917.
Las nuevas normas «revocan las anteriores orientaciones para el culto y actividades pastorales» que había fijado el propio episcopado el pasado 28 de febrero. Ahora ya no hay ninguna obligación ni prohibición para la «situación post-pandemia», solo hay «recomendaciones» y ninguna se refiere a la comunión, solamente al gesto de la paz y a la ventilación y el uso de mascarilla.
Queda, pues, revocado lo establecido en febrero, de que «la comunión sacramental debe ser administrada solo en la mano de los fieles«.