La tarde de este sábado 24 de mayo, un millar de fieles, jóvenes, familias y religiosos, abarrotaron las calles de Madrid llevando a lugares como Callao, a la Gran Vía o a la Plaza de España su devoción mariana y rezo del rosario por los jóvenes españoles. Un rosario al que este año, la Asociación del rosario por la Juventud de España agregó una segunda súplica: “Que la Virgen ayude, sostenga, proteja y consuele a León XIV”.
Ya desde antes de las 19:00, hora programada para el inicio del rosario, la calle de San Justo frente a la Basílica pontificia de San Miguel comenzaba a llenarse de fieles. La megafonía permitió a cientos de fieles rezar prácticamente al unísono de principio a fin de la columna.

Este año fue el sacerdote Raúl Olazábal quien presidió el rezo del rosario, dirigiéndose a los cientos de fieles presentes en la Calle de San Justo recordando la festividad con que coincidía el evento, María Auxiliadora, “la que liberó a Pío VII de Napoleón, la que dio la victoria a los cristianos en Lepanto y Viena y cuya devoción propagó San Juan Bosco”.
Por León XIV: «Que lo ayude, sostenga, proteja y consuele»
“Hemos venido a rezar a la madre de Dios. A repetirle 50 veces que la queremos, a pedirle 50 veces por nuestro Santo Padre, para que lo ayude, sostenga, proteja y consuele”, subrayó Olazábal, incluyendo también entre las intenciones la oración “por la juventud y cada uno de los familiares y amigos” de los presentes.
“Este rosario quiere ser un acto de cariño hacia el Papa, un modo de manifestar nuestra fe católica y adhesión al sucesor de San Pedro”, subrayó el sacerdote.
En ese momento, recordó el llamado que León XIII, el último de los Papas leones antes de Prevost, dirigió a los fieles en su encíclica Supremi apostolatus de 1883 dedicada al rosario. En ella, el pontífice recomendaba “vivamente a todos los cristianos a dedicarse pública o privadamente y en el seno de sus familias a recitar el Santo Rosario y a perseverar en este santo ejercicio”, y agregaba: “Queda demostrado que esta forma de orar es agradable a la santísima Virgen y muy propia para la defensa de la Iglesia y pueblo cristiano, atrayendo toda suerte de gracias y beneficios generales y particulares”.
El rosario, «termómetro de la vida cristiana»
Entre otros aspectos, el sacerdote destacó algunas de las gracias asociadas al rosario como es el mantenimiento de la fe y perseverancia en la práctica religiosa de los fieles que lo rezan.
El rosario, dijo, “es uno de los termómetros de la vida cristiana”, marcada también por una oración, el Avemaría, que destaca por ser “confiada, humilde y perseverante”. “Confiada porque recitarla conduce a una actitud de entrega confiada en las manos de Dios, humilde porque en cada Avemaría nos reconocemos pecadores, y perseverante porque pedimos la perseverancia actual y final, de la que depende nuestra salvación eterna”.
El sacerdote dirigió un último consejo a los fieles antes de comenzar el rezo del rosario: “No dejéis de rezarlo diariamente. Aunque os distraigáis, aburráis, aunque parezca que no tiene sentido, aunque estéis cansados o aparentemente la Virgen no os escuche. Nuestra madre y su divino hijo agradecen cada avemaría, aunque las respuestas no sea inmediata. Las distracciones ponen a prueba nuestro amor y perseverancia”.
Con las palabras de León XIV –“Nuestra Madre María quiere siempre caminar con nosotros, estar cerca, ayudarnos con su intercesión y su amor” –, el sacerdote daba comienzo así a un poderoso rosario que no terminaría hasta pasada una hora y media, momento en que la columna llegaba a una abarrotada y sorprendida Plaza de España.
Desde los primeros momentos del rosario, cuando la desierta calle de San Justo daba paso a las vías con tráfico, peatones, bares y establecimientos, se hizo patente el marcado carácter apostólico del Rosario por la juventud y que, sin embargo, pasa más desapercibida en el trato con desconcertados peatones. Como si de algo cotidiano se tratase, no eran pocos los fieles que esporádicamente regalaban sus rosarios a peatones que los miraban, los grababan desconcertados con sus teléfonos o incluso se reían de los fieles.
Los sacerdotes y religiosos presentes en el rosario hacían lo propio, mientras a cada calle se sumaban peatones que, más que tener el evento en sus agendas, daban la impresión de incorporarse como algo improvisado.
El rosario se vigorizaba conforme avanzaba. Crecía en número de fieles y en oración, pero también en vitalidad y en asombro por las calles en que pasaba. Al principio del recorrido, se podría hablar de calles sombrías, como si hubiesen perdido la vitalidad tras un año sin que miles de fieles entonasen con fe sus oraciones. Llegando la Calle Arenal, esas sorpresas se podrían considerar ocasionales, siendo pocos los que entre las ingentes masas de peatones apenas reparaban en lo que sucedía.
Pero conforme Sol quedaba atrás y la columna avanzaba hacia las amplias calles de Callao y la Gran Vía, los peatones dejaban su prisa de lado y se paraban durante minutos a contemplar -y no pocos también a rezar-, llegando incluso algún turista que hablaba de lo que veía como una “procesión”, posiblemente motivado por la icónica escultura mariana que portaban los asistentes, la que recorrió España en 2021 en la peregrinación de Madre Ven.
Los fieles rezaban y entonaban himnos marianos, los niños hacían en ocasiones inaudibles las oraciones con sus gritos y risas -también algún llanto-, y los peatones y residentes grababan desde las aceras laterales o incluso desde sus terrazas y balcones. Muchos miraban con alegría y pocos, aunque los hubo, se mostraban hostiles.
Una iniciativa que nació por y para la juventud
Había quien lo valoraba «como si la alegría y la esperanza volviesen a poblar las calles» de una nación cuya juventud se encuentra más que aquejada por los trastornos mentales, las adicciones y el nihilismo, según los últimos informes sanitarios. De hecho, esta es una de las principales motivaciones y raíces que llevaron al Rosario a dar sus primeros pasos en 2017, encomendando en sus oraciones una nación que en ocasiones parece haber perdido la noción de su sentido.
Conforme la columna llegaba a su destino también sonaban más alto los cantos, himnos y continuos “vivas” al Papa León XIV, a la Virgen o a “Cristo Rey”, como concluyó el rosario antes de que Olazábal impartiese la bendición a los presentes. Finalizaba así una nueva edición de un Rosario por la Juventud de España que se aproxima a cumplir su primera década de existencia, y de la que se espera un próximo balance por los integrantes de la Asociación del rosario por la juventud de España.