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Cómo hablar de la Virgen María a los protestantes: los tres recursos teológicos del obispo Hemmerle

El obispo de Aquisgrán, Klaus Hemmerle, con la fundadora del Movimiento de los Focolares, Chiara Lubich.

Klaus Hemmerle (1929-1994) fue obispo de Aquisgrán (Aachen o Aix-la-Chapelle) desde 1975 hasta su prematura muerte a los 63 años, y está considerada una de las figuras clave del Movimiento de los Focolares fundado por Chiara Lubich (1920-2008), junto con el político Igino Giordani (1896-1981) y el teólogo Pasquale Foresi (1939-2015).

Monseñor Hemmerle sentó las bases teológicas de la espiritualidad focolar y desde su condición y actividad pastoral como obispo realizó múltiples contactos, básicamente en Europa, para fomentar el diálogo ecuménico característico de este movimiento. Por ese motivo los Focolares de Alemania dotaron un premio bianual para distinguir a personas que han destacado por su implicación en el diálogo entre comunidades cristianas y entre religiones.

Un reciente libro de varios autores publicado por la editorial Ciudad Nueva bajo el título Lutero y la teología católica. Tender puentes entre formas de pensamiento diferentes incluye entre los trabajos uno de Viviana de Marco sobre «El obispo Klaus Hemmerle y la unidad de los cristianos», donde entre otros aspectos de su pensamiento destaca la forma en la que el prelado explicaba a los luteranos la devoción católica a la Virgen María.

Básicamente, y sin atribuir directamente algunas expresiones de Martín Lutero a los errores del ex fraile agustino que expresan, Hemmerle utiliza su lenguaje (sola Scriptura, sola fides, sola gratia) como forma de enaltecer la figura de María con palabras familiares para los protestantes.

Escrituras

Según De Marco, Hemmerle define a María como una «forma vacía» que acoge la Palabra de Dios. «María está toda revestida de Palabra«, dice De Marco, quien cita al prelado alemán diciendo que su misterio «no es más que la Palabra de Dios que se abre espacio y toma forma en ella y en su vida».

Gracia y fe

Hemmerle propone redescubrir a María partiendo del misterio pascual, en el ámbito de la sola gratia: «Solo puedo comprender a fondo la mariología católica si no la considero como una premisa, la mariología es un fruto del misterio pascual… Únicamente puedo interpretarla en un sentido absoluto si la comprendo desde la sola et tota gratia«. «María», explica De Marco, «encarna el vivir la Palabra permaneciendo enraizada en el misterio del Solus Christus y viviendo la sola fide en fidelidad hasta la cruz». ¿En qué sentido? «En ella», sigue De Marco explicitando a Hemmerle, «apreciamos el sí de la fe, el vacío que la creatura hace de sí misma para dejarse llenar por la gracia del Señor y por sus obras admirable».

Sacerdocio

La condición de María como criatura por encima de cualquier otra, incluidos quienes han recibido el sacramento del orden, es destacada por Hemmerle ante quienes niegan ese sacramento instituido por Jesucristo: «Como ministro ordenado», dice el obispo, «la figura de María me resulta especialmente valiosa. Para mí es más importante vivir a su manera su misma actitud de acogida y de donación de Jesús, por encima de aferrarme al estilo del ministerio ordenado. Esto no implica minusvalorar el ministerio, ni restarle importancia; por el contrario, el ministerio mantiene su razón de ser, su fundamento y espacio. En María y con María puedes ser un apóstol, puede ser también tú como el discípulo al pie de la cruz».

Con ese estar «a los pies de la cruz» se cierra esta reflexión sobre la mariología del obispo Klaus Hemmerle, quien contemplaba así a la Madre de Dios en la Pasión: «Ella está allí, a los pies de la cruz, sin poder hacer nada más. Ella personifica el más hondo, absoluto y extremo ser impotente, saber perder y estar en pie. Vivir recíprocamente la realidad del stabat, estar bajo la cruz del otro y bajo la propia cruz es algo especialmente precioso que, desde sus llagas, nos conduce hacia la unidad».

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