El Papa Francisco, en su viaje a Canadá, de 25 a 29 de julio, ha bendecido dos imágenes marianas para sendas comunidades con las que ha querido expresar su cercanía.
El viaje ha estado muy marcado por la figura de Santa Ana, la madre de la Virgen, patrona de Quebec y de Canadá y a la que indígenas y canadienses católicos tienen devoción como una figura protectora y maternal. Al coincidir el viaje con su fiesta, el Papa ha hablado a menudo de ella, su relación con María y su forma de acompañar en la fe y la vida respetando la vocación.
También la ha relacionado -al ser abuela de Jesús- con el papel de abuelos y abuelas en la transmisión de la fe, recordando que el domingo más cercano a San Joaquín y Santa Ana se celebra la Jornada de los Abuelos, que el Papa ha instituido para la Iglesia universal.
En este contexto, tanto en el Lago Santa Ana cerca de Edmonton como en la basílica de Santa Ana cerca de Quebec, la figura de la madre de la Virgen ha estado muy presente.
El 26 de julio, en el santuario del Lago Santa Ana, que cada verano recibe entre 15.000 y 40.000 peregrinos para la fiesta de la abuela de Jesús, Francisco dejó una peculiar imagen moderna de “María que Desata los Nudos”, una devoción que el Papa está extendiendo y promoviendo desde su pontificado.
La escultura es una alegoría de las dificultades humanas, simbolizadas como cintas anudadas, que la Virgen desata y destraba como una madre que ayuda a sus hijos. La obra la ha realizado el escultor Timothy Schmalz, conocido por otras obras impactantes como el «Jesús mendigo» que ya han adquirido algunas diócesis del mundo, su escultura de barco de migrantes y una imagen de Jesús por Nacer en el vientre de María.
Vídeo de Timothy Schmalz explicando cómo creó esta estatua de María Desatadora de Nudos.
Esta estatua de María en Canadá es un regalo del Papa a los pueblos nativos de la región de Alberta y el Oeste canadiense, que desde 1889 peregrinan a la isla y el lago para honrar a la abuela del Salvador.
El jueves, tras celebrar la misa en el Santuario de Santa Ana de Beaupré, el Papa se detuvo un rato en un centro de acogida para enfermos de sida, ancianos y afectados por adicciones, el centro de acogida y espiritualidad Fraternité St Alphonse.
Allí se reunió en el jardín con sus 50 huéspedes y el director responsable, el padre André Morency. Hablaron informalmente y ellos le contaron sus historias.
Al final, el Papa les regaló un icono de la Virgen Santísima Señora de Jerusalén. De fabricación religiosa moderna, este icono de la Theotokos (Madre de Dios) es muy popular entre los peregrinos de Tierra Santa. Imita al original que está está colocado en un venerado altar dentro de la iglesia de la Asunción de María, y se venera especialmente en la fiesta de la Asunción el 15 de agosto.