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La Madre de la Gran Estepa: la nueva -y primera- imagen mariana de Kazajistán

la Virgen de la Gran Estepa, una Virgen kazaja

la Virgen de la Gran Estepa, una Virgen kazaja

El Papa Francisco visita del 13 al 15 de septiembre Kazajistán, un país enorme, donde los católicos son unos 250.000 repartidos por grandes distancias. El 70% de la población es musulmana, y hay una minoría de ortodoxos rusos.

En este país hay un único santuario mariano católico: el templo de «María Reina de la Paz» en la ciudad de Ozernoe, a unos 400 kilómetros al noroeste de Nur-Sultan, la nueva capital. Ozernoe fue fundada en 1936 por católicos ucranianos deportados por los soviéticos.

El arzobispo católico de Astaná, Tomasz Peta, encargó una imagen de la Virgen en formato cuadro a un famoso artista del lugar, Dosbol Kasymov. El resultado se presenta como la primera vez que un artista muestra a la Virgen María y el Niño Jesús con rasgos físicos y culturales kazajos.

Después de ser bendecida por el Papa, la pintura en forma de tríptico se exhibirá en una nueva capilla del santuario, explicó el arzobispo a la cadena católica internacional EWTN en agosto.

Un homenaje a las madres de un artista no cristiano

El pintor Dosbol Kasymov no es cristiano, ni siquiera particularmente religioso, y por eso dudó en aceptar el encargo del arzobispo. “Pero luego hablé con mis familiares, hermanos, amigos y me dijeron: ‘Por supuesto que deberías hacerlo, es nuestra cultura común’”.

Entendió que el tema común para inspirarle es el amor y la reverencia de la cultura kazaja por las madres, “una imagen común” que une a la humanidad, explica. “Todos venimos a este mundo gracias a nuestras madres”, detalla.

En este cuadro, María viste con ropa tradicional kazaja. Sus rostro y piel son de etnia kazaja. El Niño Jesús que sostiene va vestido como un adulto, signo de su futura muerte.

“Los adornos kazajos, como todos los adornos del mundo, tienen sus propios símbolos. El nimbo está hecho en forma de estrella. En un lado hay una flor, en el otro lado hay una estrella y en el otro lado hay una parte de la alfombra kazaja ‘Tuskeiz’”, explicó.

Kasymov dijo que el halo del Niño Jesús tiene la forma de un “shanyrak”, que es el emblema de Kazajistán y además un símbolo cultural común, que está basado en la forma de una cruz.

La Virgen que no mira al espectador

Esta joven Virgen, al contrario que en muchos iconos griegos y rusos, no mira al espectador. “Los kazajos no consideran del todo correcto o cortés que una mujer mire directamente a la cara de su interlocutor”, explica el pintor.

“Decimos en kazajo, ‘Tygylyp Karama’, no mires al frente”, dijo. “Una mujer no debe mirar directamente al espectador, mira un poco a lo lejos. Es un rasgo de modestia y parte de la etiqueta”, agregó.

Precisó que la mirada de la Virgen María también puede interpretarse en el sentido de que está pensando en el futuro, que “intuye lo que le va a pasar a su hijo”.

Además, dijo que el Niño Jesús mira para el lado opuesto a su madre, porque “tiene una mezcla de sentimientos”.

“Es como si, por un lado, él no quisiera separarse de su madre, pero por otro lado… en algún lugar de sus profundidades, en su joven subconsciente, también hay un entendimiento de que tiene un camino, como cada uno de nosotros tenemos nuestro propio camino”, indicó.

La belleza de la mujer madre

“Quiero alabar nuestra belleza también, y quiero que la belleza de nuestras mujeres, la belleza de nuestras madres, sea comprensible”, señaló el pintor, que querría que todos los kazajos, también los no cristianos, puedan mirar el cuadro “con amor, con calidez, porque, sobre todo, es la imagen de la madre”.

El arzobispo anunció que la capilla que acogerá esta imagen tendrá forma de yurta, la carpa redonda tradicional que usan los grupos nómadas en Asia Central.
Además, dijo que el santuario tendrá un nuevo centro dedicado a San Juan Pablo II que acogerá a los peregrinos.

La nueva capilla “es para todas las personas, independientemente de su fe y nacionalidad; esta yurta será un lugar de encuentro con María y, a través de María, con Jesús”, concluyó.

En la Anunciación, María «alimentó» a un pueblo

Ozernoe, el pueblo donde está el santuario, fue fundado en 1936 por católicos deportados por los soviéticos desde Ucrania. En 1941, en medio del hambre de la Segunda Guerra Mundial, se produjo un fenómeno peculiar: la nieve se fundió el 25 de marzo (Fiesta de la Anunciación) y formó un lago de 5 kilómetros lleno de peces, que permitió alimentar a su población famulenta.

Los habitantes de Ozernoe siempre lo recordaron y en los 90, con la libertad religiosa, construyeron el templo y se lo dedicaron a la Virgen. El nombre de María Reina de la Paz se lo puso un sacerdote holandés, Nico Hoogland, que envió una estatua de la Virgen desde Holanda.

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