El padre Luis Montes pertenece al Instituto del Verbo Encarnado. Lleva más de dos décadas como misionero y desde 2011 está en Irak, donde actualmente es párroco de la catedral latina de Bagdad y director espiritual del seminario de Erbil, en el Kurdistán iraquí.
Este misionero nunca se ha planteado dejar el país pese a las amenazas de Estado Islámico o los veinte atentados diarios que sufre la ciudad o incluso el centenar tal y como ha ocurrido en alguna ocasión. Y no tiene miedo porque encuentra la protección en la Virgen María, a la que pide protección en cada momento y a la que encomienda a la sufriente comunidad cristiana de Irak.
En una entrevista para el programa Orando con María de EUK Mamie TV, el misionero argentino recuerda que en su congregación tienen un cuarto voto de consagración a la Madre de Dios y que pasa por una “materna esclavitud de amor”, siguiendo el método de San Luis María Grignion de Montfort.
“No hay modo de que pueda imaginar mi vida sin la Virgen María”, afirma Luis Montes, que asegura que cuando piensa en los dones y regalos que ha recibido de Dios se queda admirado pero cuando ve a María ya se queda sin palabras.
Rezar por los que no reconocen a María como madre
Por ello, confiesa que “cuando rezo el Vía Crucis todos los días en uno de los misterios rezo por aquellos que no reconocen a María como madre. Me apena enormemente ver que viven como huérfanos en este mundo. Nosotros no pues tenemos a una madre que está siempre con nosotros”.
Para este misionero en Irak el Rosario se ha convertido en un arma fundamental. “Lo rezamos todos los días, es una oración que nos sostiene permanentemente”, relata y añade que “la importancia del Rosario en nuestras vidas es una prueba de que vamos a Cristo por María”.
La protección de María en Bagdad
En Bagdad, recuerda el padre Montes, estos años “rezamos el Rosario en la terraza pues estamos en un tercer piso, y también caminando viendo la ciudad tan sufrida pidiendo la protección de la Virgen para nuestros fieles”.
Las ternuras de Dios
Cuando uno reza poniéndose bajo la protección de la Virgen queda patente de que todo lo que pasa, parezca bueno o malo, Dios lo acomoda para nuestro bien si a él le amamos”, sentencia.
En su opinión, las ternuras de Dios “a veces son duras pero siempre son muestras de ternura y nos santifican, buscan nuestro bien y hace que aún las cosas más espantosas como son nuestros pecados puedan venir en beneficio nuestro”.
El Rosario, «un resumen de la vida cristiana»
Para el religioso argentino rezar el Rosario es como “un resumen de la vida cristiana” puesto que considera que hay que conocer y amar a Jesucristo “y no hay nadie que nos lo pueda enseñar mejor que nuestra Madre”. “Tenemos que pedirle a la Virgen que nos conceda conocer y amar a Cristo como ella lo amó”, agrega.
Todo este amor mariano él lo experimenta en medio del horror, del sufrimiento y de la maldad humana. Por eso, Luis Montes explica hay que insistir y ser como niños para pedir a la Madre: “eso es el Rosario, tenemos que demostrarle que sabemos que ella puede enseñarnos todo esto. Y ese es el camino más fácil y más corto para conocer y amar a Dios”.