El pasado mes de marzo el Papa nombró a Jean-Marc Micas como nuevo obispo de Lourdes-Tarbes, una sede de especial relevancia al acoger uno de los santuarios marianos más importantes del mundo.
Hasta ese momento, monseñor Micas era el superior en Francia de la Sociedad Sacerdotal de San Sulpicio, aunque antes de su nombramiento episcopal ya tenía un vínculo muy especial con Lourdes. Y en una entrevista con Famiglia Cristiana profundiza en el papel vital que este santuario mariano debe tener en el mundo actual tan descristianizado.
“A los 22 años entré en el seminario de Toulouse y a los 28 fui ordenado sacerdote: en mi camino, Lourdes siempre ha ocupado un lugar importante: a los 18 años me hice miembro de la Hospitalidad diocesana de Toulouse. Allí descubrí Lourdes desde el lado de los enfermos y el servicio que el santuario ofrece a todo tipo de creyentes: jóvenes, viejos, unos llenos de fe, otros con una fe más vacilante. Allí experimenté una caridad infinita, intercambios humanos de inmensa riqueza, un compartir de fe como pocas veces he encontrado en otros lugares. Cerca de la Gruta de Massabielle y la Virgen se disfruta de una gracia muy especial. Bernardita dijo de María: ‘Me miró como a una persona’. Durante mis estudios en el seminario, regresaba aquí todos los años para pasar tres semanas acogiendo y acompañando a los peregrinos. Así aprendí a ser pastor de un pueblo de pueblos diferentes, y a acompañarlos con respeto y alegría en su camino espiritual”, cuenta sobre su experiencia previa en este importante lugar.
El nuevo obispo de Lourdes considera que el mensaje más relevante que la Virgen transmitió a Santa Bernardita fue “la invitación a rezar por la conversión de los pecadores”.
¿Cómo llevarlo a cabo? Según Jean-Marc Micas “la oración por la conversión de los pecadores (que María encomienda como mensaje a santa Bernardita) invita a los cristianos a querer y trabajar por la conversión de los pecadores, a querer su vida y no su muerte, y a comprometerse al servicio de la vida en todas sus formas. Esta es una emergencia planetaria en este momento”.
El santuario de Lourdes tiene enormes desafíos pastorales. Para el obispo es un reto múltiple y con varias caras. Sin embargo, destaca un aspecto: “acoger, acoger y acoger…”.
El prelado considera que es urgente “acoger a la humanidad en su diversidad, en su pobreza, acoger como Cristo acoge: en la verdad y en la caridad. El Papa Francisco dijo que ve a la Iglesia ‘como un hospital de campaña’ que debe curar las heridas más graves antes de preocuparse por los niveles de azúcar o colesterol en la sangre. Pues Lourdes es un lugar privilegiado para comunicar a los hombres que Dios los ama incondicionalmente, y luego mostrarles el camino exigente que permite, en el seguimiento de Cristo y de los santos, ayudados por la ternura maternal de María, llegar a ser santos, y por tanto realizados y felices en su humanidad”.
Otro aspecto importante en Lourdes es la confesión. Y además el Papa ha pedido específicamente a los santuarios de todo el mundo que hagan lo más accesible posible este sacramento. Son muchos los peregrinos que acuden a ellos, pero también turistas, personas católicas no practicantes que pueden tener allí un fuerte encuentro con Dios.
“He oído que Lourdes tiene la reputación de ser un lugar donde todos los pecadores pueden acudir en busca de consuelo y perdón, aliento e iluminación genuina sobre la verdad de su vida. No en el juicio y la severidad que condenan al pecador y lo obligan a presentarse ‘ya santo’ para ‘merecer’ el perdón de Dios, sino en la caridad y la benevolencia que hacen posible la conversión y la consiguiente necesidad. En el Evangelio, los pecadores se convierten después de conocer a Jesús, ¡no antes! Debe ser lo mismo en un mundo que no conoce a Dios y al Evangelio que es ante todo una buena noticia dirigida a todos. Hay que (re)inventar caminos para experimentarlo. Con los capellanes reflexionaremos juntos sobre la mejor pedagogía pastoral posible”, comenta el nuevo obispo.
Uno de los aspectos más complicados a los que se enfrenta al frente de una diócesis que posee un santuario como Lourdes el peligro de que el Marketing sustituya a la providencia a la hora de hacer viable un lugar que recibe tantos cientos de miles de peregrinos.
“Esta me parece que es la eterna pregunta en la Iglesia. No podemos vivir sin recursos, es un hecho humano. El Santuario de Lourdes tiene muchos empleados, locales que necesitan mantenimiento, etc., por lo que necesita recursos para garantizar su misión de acoger a los peregrinos y transmitir el mensaje confiado por María a Bernardita. Este es un hecho que todo el mundo entiende bien. Comprenderlo y proporcionarlo en consecuencia es una cosa; estar demasiado ‘preocupado’ es otro aspecto que puede exponeros al riesgo del conflicto espiritual denunciado en el Evangelio: ‘No podéis servir a dos señores: a Dios o al dinero’. La crisis económica mundial, de la que no se libran las realidades del Santuario de Lourdes, hizo necesario recurrir a expertos en el mundo de las finanzas. Asumen su misión con competencia, y hoy Lourdes está bien dirigida desde este punto de vista: con la mayor responsabilidad y sentido de la realidad posible. Pero siempre debemos tener en cuenta que los medios económicos son un medio y no un fin. Están al servicio de la misión espiritual y pastoral y no al revés. Mi misión, como la de todos los obispos y pastores de la Iglesia en todo el mundo, es garantizar esto. Como párroco he experimentado que cuando el modo de anunciar y vivir el Evangelio es bueno, vivido con rectitud de espíritu, los medios nos los da la Providencia. Me acerco a mi misión con la misma confianza, y quiero que todos los colaboradores del Santuario de Lourdes estén atentos a que somos ante todo servidores del Mensaje de Lourdes: el resto lo dará Dios, estoy seguro. Si nos ocupamos primero de las cosas materiales, corremos el riesgo de vender nuestras almas al dios del dinero y perderlo todo…”, explica con claridad.