Los pueblos que desterraron la cultura de la muerte acudieron a María: un manifiesto provida
Cari Filii
Los polacos del Sindicato Solidaridad y el movimiento democrático en Polonia vencieron al comunismo con una invocación constante y explícita a la Virgen, rezando el Rosario y con iconos de Nuestra Señora de Czestochowa en sus mítines y encuentros.
Y el México pagano del día después de la conquista española, aún atado a la cultura de los sacrificios humanos, se convirtió casi de la noche a la mañana por la visión de San Juan Diego y la imagen de la Virgen de Guadalupe en la milagrosa tilma.
Estos son los ejemplos de un manifiesto provida impulsado por católicos y ortodoxos de varios países que ilustran una afirmación: los pueblos que han vencido a la Cultura de la Muerte son los que han pedido el auxilio expreso y constante de la Virgen María.
El icono en el Santuario de Czestochowa en Polonia
La imagen de María es el Arca de la Alianza
Lech y Ewa Kowalewski son un matrimonio polaco que partieron de una intuición bíblica para viajar por todo el mundo con el icono de la Virgen de Czestochowa: "los antiguos israelitas llevaban a la Batalla al Arca de la Alianza; para los cristianos, el Arca es María, y han llevado su icono e imagen a batallas y retos".
Y ellos decidieron en 2012 empezar una peregrinación, llamada "De Océano a Océano", llevando la imagen de Czestochowa desde Vladivostok, en la costa rusa del Pacífico, hasta Nazaré, en la costa de Portugal. Recorrieron 27 países, 103.000 millas, y congregaron multitudes aquí y allá, a veces grupos grandes, otras veces pequeños, sumando 5 millones de personas.
En 2014 cruzaron el Atlántico y han visitado ya 140 comunidades en México. Llevaron el icono a la Basílica de Guadalupe, al "encuentro de las Dos Morenitas", como llaman a ambas advocaciones por su piel oscura. En colegios, parroquias, cárceles, veían a muchas personas transformarse por la Virgen, y recibían testimonios de como había gente que acudía a confesarse después de años, o decidía cambiar de vida.
En la Marcha por la Vida en Washington, en enero de 2014
Un llamado a confiarse a la Virgen
Con todo esto en mente, Ewa Kowalewska ha escrito, en colaboración con Beatriz González, coordinadora de la campaña en México, un documento con el apoyo de entidades provida católicas y ortodoxas. El documento es un llamado a la confianza en la Virgen y a la esperanza, aunque la Cultura de la Muerte, de guerra, asesinato, aborto y eutanasia, parezcan extenderse por doquier.
"Mucha gente ha perdido la esperanza, ven tasas enloquecidas de aborto, la aceptación de la eutanasia, el terrorismo, otros ataques a vidas vulnerables en sociedades modernas… pero la desesperanza no es una opción", proclama Ewa Kowalewska. "Nuestra esperanza en este caos viene del Señor, que ha vencido al pecado y a la muerte, y cuya Madre nos llama a volvernos a Él si queremos ver la victoria sobre la Cultura de la Muerte".
"Dios ha escogido a la Madre de Jesús muchas veces como Su herrmienta para llegar a los corazones orgullosos que habían renunciando ya a la esperanza, pero que reconocieron en su amor maternal la Esperanza de Cristo Nuestro Salvador". Siempre hay esperanza. No le decimos a Dios lo que tiene que hacer, intentamos escucharle y seguirle sin miedo. La historia y la fe nos dicen que Él es nuestra única esperanza. Hemos de actuar creyendo esto", insisten.
El icono en las playas de Nazaré, en Portugal
"Los planes de Dios son mucho mejores, más complejos, más hermosos, que los nuestros", constantan.
La declaración, titulada "Declaración universal en Defensa de la Civilización de la Vida – México 2016", se presentó en el Santuario de la Divina Misericordia en Tenango del Aire (en la diócesis mexicana de Valle del Chalco, con el obispo Víctor René Rodríguez Gómez) y también en Czestochowa, Polonia, el pasado 2 de abril, en el santuario que guarda el icono original.
DECLARACIÓN UNIVERSAL DE MÉXICO PARA LA PROTECCIÓN Y CIVILIZACIÓN DE LA VIDA, PARA LA FIESTA DE LA MISERICORDIA
Desde el Santuario de la Divina Misericordia en Tenango del Aire, en México, Domingo de la Misericordia, en el Año Jubilar de la Misericordia y en la víspera del Día de la Santidad de la Vida, unido a la fiesta de la Anunciación del Señor.
Nosotros, los defensores de la vida, reunidos en la Coalición Internacional "De Océano a Océano", liderando una histórica peregrinación de la Virgen de Czestochowa por el mundo en defensa de la vida.
En respuesta a la gran llamada de María, Madre de Cristo, para proteger la Civilización de la Vida y el Amor en el mundo contemporáneo, nos colocamos en presencia de la Theotokos en su imagen viva de la Virgen de Guadalupe ante la colina del Tepeyac, con la Virgen de Czestochowa que en su peregrinación pasa a través de México y América Latina, con una copia de la pintura de la Divina Misericordia que Santa Faustina encargó.
Confiando en que María, la Gran Patrona de la Defensa de la Vida, tal como ella se reveló en México para que la gente se libre de las cadenas de la cultura de la muerte, también hoy proteja la Civilización la Vida y el Amor que está en peligro.
Gracias a la presencia de María, que en su icono de Czestochowa ha viajado más de 165.000 km a través de 27 países de tres continentes, despertando conciencias y señalando la única manera de salvar al mundo moderno.
Llamamos a todas las personas de buena voluntad para escuchar la voz de la Madre de Dios y para unirse con gran amor y devoción en la defensa de la Civilización de la Vida y el Amor, que ahora está seriamente amenazada a nivel mundial.
Contigo María, vamos a proteger nuestra familia, nuestros hijos y nuestra fe. ¡Vamos a proteger la Iglesia de Cristo, la paz en el mundo y nuestro futuro!
Santísima Madre, María:
Te damos las gracias por tu peregrinación en Defensa de la Civilización de la Vida y el Amor. Has viajado más de 4 veces alrededor del mundo desde el 2012, extendiendo gracias y el amor que da la vida. ¡Esto causa gran alegría en todas partes, ya que has viajado a través de 27 países de tres continentes, mostrando al mundo que la fe en los corazones de la gente todavía está viva!
Ahora tan solo en México has visitado más de 140 sitios. ¡Estamos viviendo el misterio de la Visitación! Te hemos recibimos en el seno de nuestras familias, parroquias y santuarios; nos llevamos siempre tu mensaje tan cierto "No se rindan", como San Juan Pablo II nos ha animado en el nuevo milenio: "Centinelas de la vida: Duc in Altum!” ¡Echen las redes mar adentro!
Navegar a través de las oscuras aguas y torrentes es muy difícil. Es por esto que estamos tan agradecidos de tenerte, Virgen María, a nuestro lado. Tú eres la aurora luminosa y guía segura de nuestros pasos.
Como dijiste en el Cerro del Tepeyac en tu aparición a San Juan Diego como Nuestra Señora de Guadalupe: "¿No estoy yo aquí que soy tu Madre?, ¿No estás por ventura bajo mi sombra y mi resguardo? ¡No temas!”
También tenemos la promesa de tu Hijo: "Yo estaré con ustedes hasta el fin del mundo." (Mt 28,20)
En medio de tanta confusión, dolor y tristeza, danos fuerza. Enséñanos a vivir como familias misericordiosas siguiendo el modelo de tu Familia Santa, siempre delante de nosotros. Intercede para que aumente nuestra confianza y nuestra unión con tu Hijo Divino ¡Necesitamos desesperadamente todas las gracias que nos regalas y que nos cubra de forma abundante la Misericordia Divina!
Madre de la Misericordia, venimos a ti para que nos animes: el mundo necesita de hermosos testigos del carácter sagrado e inviolable de toda vida humana, especialmente de los niños; de los más preciosos y vulnerables que se gestan en el vientre de sus madres.
En un momento en que la verdadera naturaleza del matrimonio y de la familia es atacada a nivel global, hay que mostrar cada vez más claramente la maravilla del matrimonio sacramental que sirve como "cuna de la vida" e "Iglesia doméstica".
Contigo, bajo tu mirada, podremos resistir a sucumbir a la desesperación y a la muerte que viene del enemigo de Dios. Inspíranos para ser un pueblo de oración, especialmente del Santísimo Rosario. Ayúdanos a implorar la Misericordia Divina continuamente. Que podamos proclamar con fervor cada vez mayor: "¡Jesús, en ti confío!" E invocar a diario las bellas palabras de la Coronilla: "¡Por tu dolorosa pasión, ten misericordia de nosotros y del mundo entero!"