Icono del sitio Fundación Cari Filii

Los fieles de la Virgen de los Ángeles, en Getafe: «Nuestra devoción va más allá de lo racional»

El 5 de mayo de 2016 se realiza la tradicional bajada de Nuestra Señora de los Ángeles en Getafe, desde la ermita que lleva su nombre en el Cerro de los Ángeles, hasta la Catedral de Santa María Magdalena, una tradición que lleva celebrándose desde hace 400 años.

La Congregación Nuestra Señora de los Ángeles lleva los dos últimos siglos encargándose de la preparación de todos los eventos patronales que giran en torno a esta advocación. El fervor hacia esta Virgen, muy arraigado, pasa de padres a hijos, generación tras generación.

De generación en generación
Es emocionante sentir el fervor que muchos devotos le tienen a Nuestra Señora de los Ángeles. “No hay que olvidar que a esa imagen la han pedido y profesionado nuestros abuelos, nuestros padres y ahora lo estamos haciendo nosotros y esperamos que lo hagan nuestros hijos y nuestros nietos”, narra una de las camareras, Mariola González. “Nuestra devoción va más allá de lo racional”.

Mari Ángeles Martín, camarera de la Virgen, recuerda ir con su abuela a la Catedral y pasar allí toda la tarde escuchando misa “hasta el añorado momento de la Salve. Por eso cuando nació mi nieto, corrí a inscribirle como congregante”. 


Fiesta de la Virgen de los Ángeles

No sólo los getafenses son devotos de Nuestra Señora de los Ángeles: “Es una virgen que acoge a todo el mundo… Sólo hay que acompañarla en la bajada para ver que viene gente de todos los pueblos de alrededor”, afirma Mari Ángeles Martín. “Yo tengo una prima, por ejemplo, que ha estado viniendo desde el pueblo durante 15 años a verla”, continúa.

Testimonios de fe en la Virgen
Las camareras tienen muchas cosas que agradecerle a la Virgen que guardan para sí. “Compartimos con ella nuestras penas, pero también nuestras alegrías. Cuando algo no te sale bien, ella nos da la fuerza para seguir adelante”.

Fernando Parejo, el Hermano Mayor de la congregación, cuenta para Grupo Capital lo que ha supuesto esta Virgen para su familia. “Mi padre, cuando mi madre estaba embarazada de mí, tuvo un accidente en el taller y permaneció 7 días en coma. Mi madre, conmigo en las entrañas, subió de rodillas todo el pinar hasta la Ermita en la que está la Virgen para pedirle por él. Y se recuperó. Ella lleva eso muy dentro. Es tanta su devoción por la Virgen que cuando mi hermano cayó enfermo, ella con 80 años se vino sola andando desde Getafe hasta el Cerro de los Ángeles para rezarle”.


La imagen de Nuestra Señora de los Ángeles a la salida de su ermita

Cuando veo gente descalza siempre les pido que pasen delante de la carroza. Tal vez por la crisis, en los últimos años ha aumentado el número de personas que hacen este tipo de promesas o penitencias”,explica el Hermano Mayor.


Bajada de la Virgen de los Ángeles en Getafe

El amor de la Virgen
Los miembros de la Congregación electos, el Hermano Mayor, los consiliarios y los comisarios de culto, además de las camareras y la Junta Directiva se esmeran cada año para que la Virgen esté atendida pero cuando llegan las fiestas. “Durante 15 días ella pasa a ocupar todos nuestros pensamientos”, confiesa Mariola González, una de las camareras encargadas de preparar a la Virgen.

“Al principio es agobiante, pero siempre sale. No sé si será porque la Virgen nos echa una mano”, afirma Lupe Losada, también camarera, en este caso una de las coordinadoras.

El día de la Salve
Para los miembros de la Congregación el día grande es el de la Salve. Como apunta Fernando Parejo, "el instante de la elevación de la Virgen con el himno de España de fondo y la Catedral a oscuras con una luz sobre ellas es tan emocionante. La Catedral siempre está repleta y la emoción llena de lágrimas los ojos de algunos devotos”. La elevación se hace a mano. “Son 7 minutos de tensión y de emoción máxima”, cuenta.


Devotos en la procesión de Nuestra Señora de los Ángeles

“Después de la Salve celebramos el domingo de Pentecostés. Ese día procesionamos por la noche. Empezamos a trabajar a las 10 de la mañana y muchas veces son las 4 de la madrugada y estamos terminado de recoger en la Catedral”, explica Parejo.

“Durante esa semana de fiestas dedicamos la misa del lunes a los mayores, la del martes a los difuntos, la del miércoles a los enfermos y las del jueves a los niños que es cuando se les pasa por el manto. El viernes es la misa de los jóvenes. El sábado celebramos el Rosario de la Aurora, también muy emocionante para nosotros ya que son los jóvenes de la Congregación los que al cumplir 16 años pasar a ser congregantes y son ellos los que sacan al Virgen en Procesión”, dice el Hermano Mayor.

Para muchos getafenses si no hay Salve, no hay fiestas. “El instante de la elevación es mágico”, confiesa Parejo.
 

Salir de la versión móvil