El amor a la Virgen María y a su tierra, la zona más austral de Argentina, ha llevado a la joven Erica Turín a luchar para preservar una devoción popular que dejó de celebrarse en los años 90.
En el Monte Olivia, en la fría Tierra de Fuego argentina, se encuentra la gruta de la Virgen más al sur del mundo. Y ella ha recuperado la peregrinación hacía este lugar mariano y ha animado a los habitantes de Ushuaia a alimentar esta devoción. La parroquia de María Auxiliadora de esta localidad recoge los motivos de esta joven para impulsar esta peregrinación:
Con el deseo de reencontrarme con mis recuerdos de infancia, emprendí en noviembre de 2013 el desafío de restaurar, con la ayuda de familias ushuaienses e instituciones, la Gruta de Nuestra Señora de Lourdes, más conocida entre nosotros como la Gruta de la “Virgencita del Olivia”.
Al emprender este desafío pude reconocer un tesoro casi oculto, un tesoro que nos pertenece y que cumple este 8 de diciembre de 2016, 62 años de existencia. Durante más de 40 años en esta misma fecha, después de las Comuniones en la Parroquia de Nuestra Señora de la Merced, se partía en peregrinación hasta la Gruta, tradición que se perdió en la década de los 90.
Profundamente conmovida, el descubrimiento me llamó a la reflexión como habitante de esta ciudad y, por qué no, antigua pobladora. Y me pregunté: ¿Qué herencia dejaremos a nuestros hijos si desconocemos nuestro pasado, si ignoramos nuestra historia comunitaria, si dejan de ser rememoradas esas tradiciones y prácticas cotidianas que fueron conformando la comunidad en la que nos integramos?
Mas allá del origen y el tiempo de residencia que cada uno de nosotros tenga en Ushuaia, todos formamos parte de esta sociedad y debemos comprometernos con ella. Por eso estamos abocados a dar a conocer este tesoro, que más allá de la Fe, nos pertenece.
La efectiva puesta en valor de este lugar histórico, que podría definirse como “La Gruta Mariana más Austral del Mundo”, conlleva a un proceso de activación patrimonial que redunda en la capacidad de reconocer un bien que nos identifica y que ayuda a la construcción social necesaria para la convivencia. Debe servir de instrumento para el conocimiento del otro y el reconocimiento de lo propio.
El significado de la Gruta de la Virgen de Lourdes pude variar para cada uno de nosotros y las interacciones con el lugar ser diferentes, sin embargo el hecho de que perdurara durante estos 62 años en una ciudad que apenas supera los 130 años de existencia, nos muestra aspectos significativos de una biografía histórica que no podemos perder. Una memoria activa puede animar a la búsqueda, la rememoración de eventos y nuevos vínculos con un pasado que espera ser comprendido y apropiado.
Teniendo en consideración que “La Procesión a la Gruta de la Virgen de Nuestra Señora de Lourdes” se incorporó en la vida de los habitantes desde ese entonces, es que desde hace 2 años hemos retomado esta tradición.