Combatir el alcoholismo a través de la oración y además con un icono mariano ortodoxo y milagroso llamado “La Copa inagotable” en el que aparece la Madre de Dios y Jesús como niño en el interior de un gran caliz. Este es el curioso pero a la vez efectivo apostolado que está realizando el padre Bryan Eyman para luchar contra una de las grandes adicciones de nuestro tiempo.
Este sacerdote católico bizantino que desarrolla su ministerio en Estados Unidos tiene este amor especial hacia los alcohólicos gracias a su madre, Margaret Kelly Eyman, que fue una de las primeras empleadas del primer centro de tratamiento a personas con alcoholismo en el mundo. Ella trabajó mano a mano con la hermana Mary Ignatia Gavin, que junto al doctor Bob Smith fundó Alcohólicos Anónimos.
Un ministerio muy particular
En 1988 siendo párroco en Minneapolis comenzó a ayudar en los pasos cuatro y cinco del programa de recuperación de Alcohólicos Anónimos. Estos dos pasos consisten en precisamente en que los miembros del curso hablan a otra persona sobre su adicción e intentan enmendar el daño que hayan causado.
Durante los últimos veinte años este religioso ha estado ofreciendo oraciones y organizando vigilias para personas con alcoholismo. Pero como complemento a estas terapias, él lo ha centrado en este caso en la oración.
La historia del icono ortodoxo
Esto tiene una curiosa explicación. A finales de la década de 1990 navegando por internet encontró un curioso icono ruso de la Madre de Dios, “la Copa Inagotable”, convertido en “sanador de alcohólicos”, que además venía con una oración que tradujo del ruso al inglés.
Poco o nada se sabe del verdadero origen de este icono ortodoxo. Lo cierto es que estaba en un monasterio de gran relevancia en el pasado pero en total decadencia cuando se hizo conocido. Todo cambió en 1878 cuando un campesino de la provincia de Tula –un soldado retirado y alcohólico- tuvo una visión en la que un anciano le ordenó ir a Serpukhov para que se encontrara en este monasterio con el icono de “La Copa inagotable” y rezar ante él.
Este viejo soldado no tenía dinero y destrozado por su adicción no tenía fuerzas para emprender este viaje. Pero volvió a tener otra visión y al final acabó yendo incluso arrastrándose. En la primera noche de esta peregrinación este hombre notó que sus piernas volvían a funcionarle.
Un milagro cuya noticia se extendió rápidamente
Finalmente, al llegar al convento preguntó por este icono, lo que dejó descoladas a las monjas que no conocían ninguno con ese nombre. Pero luego recordaron que había uno en una habitación que se podía corresponder. Este hombre al ver en este lugar una imagen de San Varlaam reconoció al anciano que se le había aparecido para que fuera a aquel lugar a curarse.
Tras rezar frente al icono milagrosamente se curó. La noticia se extendió rápidamente y de todas partes comenzaron a llegar multitud de personas con alcoholismo. Veneraban «La Copa inagotable» y dejaban de beber. Del alcohol a Cristo. Ese era el camino. Esta curiosa devoción se ha mantenido hasta hoy y sorprendió enormemente a este religioso estadounidense.
El padre Eyman decidió hacerse con una copia de este icono y organizar oraciones en su parroquia con este fin. En un principio se invitaba a personas de Alcohólicos Anónimos, y luego se abrió a unas vigilias a las que llegan a acudir más de 100 personas con problemas con esta adicción. En ellas se reza por estas personas con su nombre.
Una curación que es posible con la oración
“Recibimos nombres de todas partes aunque sólo utilizamos sus nombres de pila. Para mí, no es una cuestión de número sino el compromiso de rezar para ayudar a personas que quizás nunca conozcamos. Sólo tratamos de ser fieles al hacerlo, con la confianza de que Cristo logrará la curación si estamos abiertos a ello”, explica a Catholic News este sacerdote.
El padre Eyman habla de la curación completa de cuatro personas a través de esta oración. Son un total de 4 casos. Otros, han encontrado ayuda en la oración “mientras caminaban por los pasos” de Alcohólicos Anónimos.
El componente espiritual –agrega el religioso- “es muy importante” en esta lucha contra la adicción y especialmente bueno en la tradición católica, donde el perdón tiene una importancia capital. “Cuando nos arrepentimos y decidimos cambiar y verter esa realidad a otra persona, ahí es cuando puede comenzar la curación”, agrega.
Además, explica que “nuestra vida espiritual y la vida sacramental como católicos se puede vincular también a nuestro bienestar físico y podemos ayudar a las personas a establecer esa conexión”, porque son “básicamente personas necesitadas de Dios”.
Publicado en Religión en Libertad