El 23 de junio de 1905, Michael Francis Howley acababa de tomar posesión como el primer obispo de St. John (Terranova) nacido en la isla canadiense. El día siguiente suponía una fecha de gran importancia histórica para la isla por ser el aniversario de su descubrimiento y la fiesta de San Juan Bautista, patrón de Quebec y Terranova, pero pocos podían imaginar que además, aquel día, sería recordado por darse la primera y más antigua fotografía de la Virgen María.
Y es que de los muchos icebergs que pasaban flotando cada día frente al puerto de San Juan, uno resultó especialmente llamativo para el fotógrafo Thomas B. Hayward. Tras revelar el contenido, Hayward vio que sobre el iceberg había una extraña silueta que se podía distinguir claramente como la Virgen María.
La fotografía más antigua de la Virgen
Según recogería el sitio web de la Archidiócesis de St. John´s, la fotografía tomada por Hayward sería «la más antigua conocida que representa, según se cree, una presencia cristiana sobrenatural» de la Virgen María.
De hecho, Mons. Howley alcanzó a ver el iceberg desde los escalones de la basílica, cercana al puerto por donde pasó el iceberg y quedó impresionado, convencido de que se encontraba ante la presencia de la Virgen.
Acto seguido, escribió un artículo en el diario católico de la diócesis de Boston, The Tablet, donde se refería a la imagen del iceberg como «la Dama de Cristal», y desde entonces comenzó a difundir y apoyar esta creencia con postales y fotografías que encargó a Hayward para su producción masiva.
El obispo llegó a escribir un poema dedicado a «la Dama del Cristal» en 1909 -también conocida como «Nuestra Señora del Iceberg»- que se publicó en el Newfoundland Quarterly en 1909, donde escribía con frecuencia.
La Virgen de Lourdes «atlántica»
En el poema, Howley se refirió a la virgen como «Nuestra luminosa Lourdes atlántica», debido al parecido de la fotografía con la virgen aparecida en Francia y que se recuerda este 11 de febrero.
Por ello, muchos católicos de la ciudad acostumbraron a recoger agua del iceberg y venerar la imagen.
Una instantánea del puerto de San Juan, en Terranova, donde se aprecia el parecido con la ilustración del obispo Howley contemplando el iceberg de la Virgen.
Es el caso de la familia Johnston documentado en el libro Baltimore´s Mansion, de Wayne Johnston.
“Más tarde se oyó hablar del agua que corría de la Virgen, de su cabeza y de sus hombros, y que brotaba de las perforaciones como heridas en su cuerpo, cayendo en cascada sobre los botes situados debajo, sobre los pescadores y en los barriles y botes. Algunos pescadores estaban de pie, con los ojos cerrados y la boca abierta, debajo de las pequeñas cascadas, tragando el agua helada, sin sombreros, con el pelo y la ropa empapada y las manos levantadas”.
Y continúa:
“Mi padre creció en una casa que fue bendecida con agua de un iceberg. Una imagen de ese iceberg colgaba de las paredes de las habitaciones delanteras de las muchas casas en las que crecí. Era una fotografía ampliada que se fue amarilleando gradualmente con el tiempo hasta que apenas pudimos distinguirla. Mi abuela, Nan Johnston, dijo que el nombre propio del iceberg era Nuestra Señora de los Fiordos”.
Hail Crystal Virgin, from the frozen fjords
Where far-off Greenland’s gelid glaciers gleen
O’er Oceans bosom soaring, cool, serene
Not famed Carrara’s purest vein affords
Such sparkling brilliance, as mid countless hordes
Of spotless glistning bergs thou reignest Queen
In all the glory of thy opal sheen
A Shimmering Shrine; Our bright Atlantic Lourdes.
We hail thee, dual patront, with acclaim,
Thou standest guardian o er our Island home.
To-day, four cycles since, our rock-bound strand.
First Cabot saw: and gave the Baptist’s name:
To-day we clothe with Pallium from Rome.
The first Archbishop of our Newfoundland!