Vladimir Vavilov (1925-1973) compuso esta obra y, como tantas otras de las suyas, la artribuyó a un artista anónimo, quizá impelido a ello para evitar las represalias del régimen comunista. Maestro de la guitarra y del laúd, fue uno de los artífices del revivir de la música clásica bajo el régimen soviético.