Un año más la peregrinación a la basílica de Guadalupe en el día de su festividad ha roto todas las previsiones superando las ya impresionantes cifras del año pasado. Según han informado las autoridades mexicanas, un total de 7,3 millones de personas han acudido en estas jornadas a ver a la Virgen, 110.000 más que el año anterior, en la que es la mayor peregrinación de todo el continente americano.
Procedentes de todo México pero también de países de varios continentes, los peregrinos fueron llegando en una inmensa riada humana. Televisa siguió a una de esta peregrinas, que con la imagen de la Virgen de Guadalupe, de un metro de altura, atada a su espalda, caminó desde su casa, en Valle de Chalco, Estado de México, hasta la calzada de Guadalupe.
«Dios me dio fuerzas para estar aquí»
Al llegar, se arrodilló para continuar su camino. Sus familiares colocaban cartones y cobijas para hacer menos pesado su andar y ayudarla a cumplir su misión. La mujer llegó “cansada, pero con una gran ilusión, después de esperar este día, después de problemas, accidentes que hemos tenido, gracias a Dios me dio fuerzas para estar aquí”, comentó.
Cargar la imagen de la Virgen en su espalda no fue un peso para ella, “porque ella nos va quitando toda la pesadez que tenemos… Le doy muchas gracias por todo lo que me ha dado”, agregó.
Otra de las muchas mujeres peregrinas, Carmen Benítez, asistió a la Basílica “a cumplir una manda” por la salud de su hija, tras haber sufrido varias complicaciones en el embarazo.
Del «infierno» a Guadalupe
También peregrinó la joven Claudia Guzmán, que con apenas 19 años, acudió junto a su hija de un año de edad a dar las gracias a la Virgen por haberla sacado de una situación de extrema gravedad y violencia.
Según cuenta a El Universal, “le vengo a agradecer a la Virgen que tengo mis hijos a mi lado. Aproximadamente hace tres años me fui de aquí, andaba en un sitio muy malo y, gracias a Dios, la Virgen me trajo de regreso. Entonces, eso es lo que le agradezco. Me escapé y me vine, llegué con mi familia y me recibieron de buena gana. Cuando me vine no sabía que estaba embarazada”. Y para dar gracias ha decidido llegar a la basílica de rodillas.
Sin embargo, la que el pasado año iba de rodillas era su hermana Esperanza, que lo hizo para pedirle a la Virgen que su hermana pudiera volver del “infierno” en el que estaba.
Los feligreses llegaron de prácticamente todos los rincones de la república Mexicana e incluso de otros países, como Anne Warren, de nacionalidad sudafricana y radicada en Sídney, Australia. “Me siento muy honrada de ser parte de esta ocasión tan especial. Caminamos muchos kilómetros para estar aquí hoy. Me han explicado sobre la Virgen y la historia detrás de ella, tengo una fe muy fuerte”, mencionó.
María, Reina de las familias, ruega por nosotros