Icono del sitio Fundación Cari Filii

Francisco en Guayaquil proclama que María es una Madre amorosa e intercesora, no una suegra mala

Como de costumbre en sus viajes, el Papa Francisco inició su periplo por Hispanoamérica (Ecuador, Bolivia y Paraguay) visitando antes en Roma la Basílica de Santa María la Mayor para rezar ante la imagen mariana de la "Salus Populi Romani" (María como Salud o Salvación del Pueblo Romano) y para encomendar a la Madre de Dios su viaje del 5 al 13 de julio.

Allí, Francisco “ha depositado ante la imagen de la Virgen un ramo de flores de los colores de las banderas de los tres países visitantes” y “se detuvo en oración durante 20 minutos” ante la imagen mariana.

María es madre, repitió 5 veces
El lunes, en la multitudinaria misa de el Parque Los Samanes, en Guayaquil (Ecuador), Francisco dedicó buena parte de su homilía a la figura de María.

En Ecuador el 91% de los católicos creen que es adecuado rezar a María, pero sólo el 10% de los protestantes piensa lo mismo, según un sondeo de PewForum. Una encuesta reciente del INEC detecta que el 80% de los ecuatorianos es católico, y un 11% es evangélico.

Francisco insistió en recordar que María es una intercesora eficaz y amorosa, que María está ahí “atenta y solícita” para presentarle a Cristo las necesidades de sus hijos. Cinco veces repitió que María es Madre e hizo repetirlo a los asistentes.

Flanqueado por un gran cuadro de la Virgen de Guayaquil, vestida de azul y blanco y con el Niño en los brazos, el Papa desarrolló la maternidad de María citando el pasaje de las Bodas de Caná.

María no es una madre ‘reclamadora’, no es una suegra que vigila para solazarse de nuestras impericias, errores o desatenciones. ¡María es madre!: Ahí está, atenta y solícita”, afirmó.

María, “que supo ‘transformar una cueva de animales en la casa de Jesús, con unos pobres pañales y una montaña de ternura’ y nos recibió como hijos cuando una espada le atravesaba el corazón, nos enseña a dejar nuestras familias en manos de Dios; rezar, encendiendo la esperanza que nos indica que nuestras preocupaciones son también preocupaciones de Dios”, aseguró el Papa.

Las bodas de Caná suceden en nosotros
Ante la multitud de fieles, el Papa dijo que lo que sucede en las bodas de Caná “se repite con cada generación, con cada familia, con cada uno de nosotros y nuestros intentos por hacer que nuestro corazón logre asentarse en amores duraderos, fecundos y alegres. Demos un lugar a María, ‘la madre’ como lo dice el evangelista. Hagamos con ella el itinerario de Caná”.

María “no se ensimisma, no se enfrasca en su mundo, su amor la hace ‘ser hacia’ los otros” y actúa.

Sus palabras “hagan lo que Él les diga” invitan a las personas “a ponernos a disposición de Jesús, que vino a servir y no a ser servido. El servicio es el criterio del verdadero amor. Y esto se aprende especialmente en la familia”.


Ella supo estar atenta
El Santo Padre señaló que “todo comenzó porque ‘no tenían vino’, y todo se pudo hacer porque una mujer –la Virgen– estuvo atenta, supo poner en manos de Dios sus preocupaciones, y actuó con sensatez y coraje. Pero no es menor el dato final: gustaron el mejor de los vinos. Y esa es la buena noticia: el mejor de los vinos está por ser tomado, lo más lindo, profundo y bello para la familia está por venir”.

En ese sentido, el Papa invitó a los fieles a rezar por el Sínodo de la Familia que se realizará en octubre en el Vaticano. “El mejor de los vinos está por venir para cada persona que se arriesga al amor. Y está por venir aunque todas las variables y estadísticas digan lo contrario; el mejor vino está por venir en aquellos que hoy ven derrumbarse todo”, aseguró.

Francisco exhortó a los católicos a repetirse esta frase “hasta creérselo” y decírselo “a los desesperados o desamorados”. “Dios siempre se acerca a las periferias de los que se han quedado sin vino, los que sólo tienen para beber desalientos; Jesús siente debilidad por derrochar el mejor de los vinos con aquellos a los que por una u otra razón, ya sienten que se les han roto todas las tinajas”.

“Como María nos invita, hagamos ‘lo que él nos diga’ y agradezcamos que en este nuestro tiempo y nuestra hora, el vino nuevo, el mejor, nos haga recuperar el gozo de ser familia”, concluyó.

Salir de la versión móvil