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Esperanza en el jubileo del Sagrado Corazón: «La llama de la fe no se puede apagar tan fácilmente en España»

Tras la conmemoración del centenario de la Consagración de España al Sagrado Corazón de Jesús, el pasado 30 de junio, puede decirse que ha pasado lo más llamativo de los actos públicos del acto jubilar, pero ni mucho menos lo más importante. Porque no se trataba solo de recordar algo del pasado, sino de utilizarlo como catapulta evangelizadora en el presente. Así lo explica el sacerdote José Ramón Godino Alarcón, doctor en Teología, párroco de la diócesis de Getafe y autor de uno de los libros más completos sobre el centenario en su doble vertiente histórica y espiritual: En el corazón de la Iglesia.

-¿Qué debemos hacer para mantener vivo el impulso de esta devoción «renacida» al calor del aniversario?

-Podría parecer que, con la renovación de la Consagración el pasado mes de junio, los más importante del centenario del Cerro de los Ángeles no ha pasado. Sin embargo, no es así. Aparte de la efemérides histórica, que siempre conviene renovar (como ya se hizo con motivo del 50º, 75º y 90º aniversario), el centenario tiene una clara intencionalidad evangelizadora. El mero hecho de que, desde el pasado mes de diciembre, hayan peregrinado al Cerro de los Ángeles miles de personas es ya un dato que nos anima a decir que todavía tenemos mucho por ver en el año jubilar.

-¿Qué tiene en perspectiva la diócesis del Cerro de los Ángeles?

-Quedan varios eventos de calado. El más importante será el Congreso de Evangelización que tendrá lugar a finales de este mes, en el que intervendrán figuras de importancia internacional y en cuya clausura se presentará el Plan Pastoral de la diócesis de Getafe para los próximos años. Todo esto nos recuerda que, ante todo, la Iglesia no debe creerse una realidad “extática”, sino que debe aprovechar las efemérides para afrontar de forma renovada el futuro. Ahí entra de forma determinante la actualización de la devoción al Corazón de Jesús como signo potente de la centralidad de Cristo para la Iglesia y para toda la humanidad.

José Ramón Godino Alarcón es párroco en la diócesis de Getafe (Madrid) y delegado episcopal para las Causas de los Santos.

-Esa centralidad en torno al Corazón de Jesús en toda la Iglesia se ha vivido, sin embargo, de formas muy distintas en Francia y en España. Es uno de los puntos más interesantes de su libro…

-Uno de los aspectos que más me han interesado como historiador ha sido que se conocieran las circunstancias históricas de cada etapa, así como la personalidad de los protagonistas. Por eso, a lo mejor algún lector se ha podido sorprender al constatar las diferencias que hay entre las dos grandes tradiciones de devoción al Corazón de Jesús. Por un lado, tenemos una espiritualidad francesa, la llamada “vía parediana” (por tener su centro en Paray-le-Monial). En ella priman dos aspectos fundamentales: la necesidad de respuesta al jansenismo, y la de ofrecer a toda la Iglesia una vía de acercamiento a Cristo como Amor, en consonancia con lo propuesto por San Francisco de Sales y el cardenal Berullé. En las revelaciones de Margarita María de Alacoque, por lo tanto, se presenta un Cristo amante, que quiere ofrecer la vía de la santidad a quien se acerque a su divino corazón.

»Por otro lado, la “vía vallisoletana”, protagonizada por Bernardo de Hoyos, muestra otra realidad, la de la monarquía hispánica en el siglo XVIII, en el zénit de la influencia de la Compañía de Jesús. Sin duda alguna también presenta al Dios-Amor, pero no tanto en lo personal como en lo universal. Las revelaciones del Padre Hoyos serán el anticipo de lo que, siglo y medio después, será la preparación a la consagración del mundo que realizó el papa León XIII y, más importante para nosotros, de la idea del “reinado social” de Cristo a principios del siglo XX. Una categoría que parece que en nuestros días está cobrando nuevamente fuerza.

La Gran Promesa del Sagrado Corazón de Jesús al joven jesuita Bernardo de Hoyos (1711-1735).

-¿En qué consiste el «Reinaré en España» de la Gran Promesa?

-Por lo que se muestra en los textos de la época, la revelación que tuvo Bernardo de Hoyos, por la cual el Corazón de Jesús reinaría en España de una forma especial, no tendría ninguna alusión socio-política, sino que indicaría la fuerza que esta devoción tendría en siglos posteriores.

-¿Se ha cumplido esa promesa?

-Evidentemente, esa promesa se ha cumplido históricamente, ya que durante gran parte de los siglos XIX y XX España y los países de Hispanoamérica han destacado especialmente en el culto y devoción al Corazón de Cristo. Un dato incontestable fueron las distintas consagraciones nacionales. Sin embargo, en España la Gran Promesa ha tenido, con el paso del tiempo, otro tipo de connotaciones que han superado el espectro devocional. Por reinado se entendió un reinado efectivo, que ha atravesado por diversas circunstancias (integrismo, estado confesional, excepcionalidad de la fe católica en un estado aconfesional…). Sin embargo, creo que estos tintes “políticos” han hecho un flaco favor, tanto a la fe católica como a la devoción al Corazón de Jesús. Desde ahí me parece tan interesante como, desde el año 1919, se ha puesto el acento en que el reinado de Cristo es traer la paz a España, y en nuestra época la necesidad de la reconciliación entre los españoles, un “milagro” que obviamente sólo puede darnos el mismo Señor.

-¿En su opinión, entonces, es una promesa solamente espiritual?

-Por lo mismo que decía anteriormente, entiendo que la promesa que se hizo en el siglo XVIII es una promesa “espiritual”, que se va concretando en cada época y por la cual, aun en medio de la persecución (cruenta o incruenta), Cristo vela por el pueblo español e hispanohablante, mostrando hacia él gestos de predilección. En 2019 conmemoramos el centenario de uno de estos gestos, el de la consagración nacional, pero qué duda cabe que, incluso en un momento secularizado como el que vivimos, Cristo sigue reinando en España y en todo el mundo, muchas veces a pesar incluso de la actuación de su Iglesia.

-¿En qué consiste ese reinado?

-Hay que preguntarse en qué manera quiere reinar Cristo en 2019. Tenemos dos posibilidades, la positiva (saber claramente qué quiere) y la negativa (saber lo que no quiere). En un tiempo de tantas incertidumbres como es el nuestro, es muy fácil saber lo que no quiere Cristo ni para España ni para toda la Iglesia: división, acciones estériles, fragilidad en lo doctrinal

-¿Y lo que sí quiere?

-Si somos sinceros, tenemos un dato objetivo de cómo quiere manifestar el Señor su reinado: a través de la misericordia, entendida como perdón y sanación de las heridas que están afectando al hombre moderno.

-¿Hubo una vinculación entre la consagración de Alfonso XIII y las conspiraciones contra su reinado?

-Sobre este punto se han escrito muchas páginas. Yo, personalmente, creo que en 1919 el reinado de Alfonso XIII había entrado en un bucle del que era muy difícil que pudiera salir, y que condujo al pronunciamiento de Primo de Rivera en 1923. España había vivido en los años 1917-1918 una grave crisis, había estado al borde de la ingobernabilidad, y el rey había decidido desde su juventud intervenir activamente en los asuntos de estado, en especial en lo vinculado a los ejércitos. Por lo tanto, puede que en el complicado juego político de la época muchos sectores (liberales y marxistas, principalmente), vieran en la consagración la confirmación de que la figura del rey era un estorbo para la solución de los graves problemas que tenía España.

-También la masonería…

-Sin duda alguna, la masonería, como sociedad secreta, de ninguna manera compartiría ni la forma ni el fondo de la consagración. Es muy conocida la historia que pone, en boca del mismo Alfonso XIII, que la masonería le ofreció su apoyo para seguir en el trono si no seguía adelante. Ante esto tengo una duda histórica: ¿cómo pudo saber la masonería la intención del rey si es algo que llevó en secreto, ayudado únicamente por algunos clérigos de total confianza? Que la masonería, y tantos otros grupos, no perdonarían el gesto al rey, es evidente. Pero también que había más errores, y que vendrían otros más, que precipitaron el ocaso del sistema de la Restauración en nuestro país.

Fusilamiento del monumento al Sagrado Corazón de Jesús, previo a su voladura, en los primeros días de la guerra civil.

-¿Por qué el fusilamiento ritual del monumento del Cerro de los Ángeles en 1936 y su voladura posterior? 

-El Cerro de los Ángeles fue un lugar estratégico durante la Guerra Civil por dos motivos: su simbología como centro geográfico de la Península y su posición geográfica en la misma entrada de Madrid, dominando una parte importante del frente que cercó a la capital. Lo que llevó a la destrucción del monumento de 1919 fue, ante todo, la necesidad de dar un golpe de efecto ante la opinión pública. El someter al Corazón de Jesús a un pelotón de fusilamiento, el uso de la dinamita, no eran las formas más sencillas de derribo del monumento, pero sí que daban un sentido ritual al momento. ¿De quién vino la orden? Obviamente, del Comité revolucionario de Getafe, que deseaba mostrar la efectividad de la conversión del Cerro de los Ángeles en “Cerro Rojo”.

-Aunque destrucciones hubo muchas, ese ritualismo fue casi único…

-Toda esta pompa no se podía realizar en muchos sitios más, por la falta de medios y porque, en muchos casos, tras una primera reacción impulsiva llegó el momento de ser pragmáticos. De ese modo, es cierto que los daños en templos fueron irreversibles e incalculables, pero la mayoría de los edificios se mantuvo para ser dedicados a otros usos. En el caso del Cerro el monumento no podía tener otra utilidad que la de exaltar la fe católica, así que fue usado para exaltar la ideología revolucionaria que se apoderó del bando republicano en los primeros meses de la guerra.

-Volviendo a la cuestión espiritual: ¿no es la devoción al Sagrado Corazón algo «anticuada»?

-Sobre este tema el obispo de Getafe, junto a su obispo auxiliar, publicaron una carta pastoral que merece la pena consultar. Creo que todos los que, en mayor o menor medida, nos hemos implicado en el centenario del Cerro de los Ángeles, queremos quitar el olor a naftalina que podría tener el mismo santuario y la devoción al Corazón de Jesús. La manera la estamos viendo en la organización del año jubilar. Dar el mayor rigor posible, promoviendo simposios teológicos de primer nivel, huir de todo enaltecimiento del nacionalcatolicismo, mostrar la alegría de la fe, aunque se haya pasado dramáticamente de ser mayoritaria a minoritaria. Creo, sinceramente, que este año jubilar nos va a dejar la devoción al Corazón de Jesús como un signo de esperanza, de que la llama de la fe no se puede apagar tan fácilmente en España. Quien sabe, si Dios lo quiere, incluso puede volver a prender en muchos corazones.

-A quien haya descubierto en estos meses la devoción al Sagrado Corazón de Jesús, ¿qué libros o fuentes le recomendaría?

-Evidentemente, siendo egoísta, le diría: ¡compre mi libro! Pero hay muchas más opciones. Acaba de publicarse un volumen, bastante asequible, sobre el Cerro de los Ángeles, en el que se da un buen repaso a su historia, espiritualidad y al influjo que en él tiene la vida consagrada a través del Carmelo. El libro se titula El Cerro de los Ángeles y ha sido coordinado por Carlos Javier Vergara. También son interesantes los recursos que ofrece la página web del jubileo. Ahí se pueden encontrar numerosos materiales, catequesis y oraciones para adentrarse en la devoción al Corazón de Jesús.

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