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En Lyon los musulmanes van a la basílica y presentan sus bebés a la Virgen: fiesta de la Anunciación

Veinticinco de marzo, fiesta de la Anunciación, cinco de la tarde: el arzobispo de Lyon, el cardenal francés Philippe Barbarin, junto al rector de la mezquita de Lyon, Kamel Kabtane, participan en una ceremonia interreligiosa en la capilla de Nuestra Señora de Jamhour (Líbano) en ocasión de la solemnidad de la Anunciación del Señor.

En 2010 el gobierno libanés estableció este día como día festivo común para musulmanes y cristianos. Líbano es el país con mayor porcentaje de cristianos de Oriente, el único donde cristianos y musulmanes guardan un cuidado equilibrio.
 
En una entrevista en el diario libanés L´Orient-Le Jour, el cardenal Barbarin explica:  “En Lyon tenemos una rica tradición de diálogo interreligioso. Cuando ustedes los libaneses instituyeron esta fiesta de la Anunciación en Líbano, para nosotros fue una maravilla. Es justo lo que se necesita, pensamos".

"Yo vivo justo al lado de la Basílica de la Fourviere (www.fourviere.org), un santuario que se parece mucho al de Nuestra Señora del Líbano en Harissa (www.ololb.org) y a menudo veo que los musulmanes vienen a presentar a sus recién nacidos a la Virgen María. No hace mucho tiempo, una familia que se encontraba allá me pidió que le bendijera a su niño. Yo no le hice el signo de la cruz en la frente, pero sí le posé mi mano sobre su cuerpecito y pedí a Dios que le muestre Su misericordia por toda su vida”.

En la entrevista el cardenal Barbarin cuenta que también en Francia se está pensando en utilizar esta fiesta mariana de la Anunciación como ocasión de encuentro entre cristianos y musulmanes.

El pasado 21 de marzo, en la basílica de Longpont (Esson), intervino el jeque Mohammed Nokkari, uno de los promotores de la fiesta. Nokkari es profesor de derecho en el instituto islámico-cristiano de la universidad de S. Joseph en Beirut.

En el encuentro de Longpont había centenares de musulmanes y de cristianos deseosos de “ir más allá de los enfrentamientos de civilizaciones y de las diferencias, hacia la fraternidad de los corazones”.

En el discurso, Nokkari, quiso subrayar que “el amor a una personalidad religiosa elegida y pura, una dulce, tierna y afectuosa Madre, no puede más que reforzar el mutuo respeto que tenemos el uno para con el otro y la voluntad de vivir juntos en la paz y el amor recíprocos”.

Él precisó que “el ligamen de amor y de veneración por la Virgen Santa y pura que nos une” no lleva consigo ninguna amenaza para el credo de los musulmanes o al de los cristianos… no inventa ninguna nueva religión, ni una nueva doctrina, ni ritos diferentes”.

Este encuentro, dijo, “establece un nuevo fenómeno cultural más allá de las fronteras del islam y del cristianismo…Demuestra que es posible lograr poner en acto la convivialidad y una buena comprensión entre todos los componentes de la sociedad, a pesar de las diferencias religiosas”.

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