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«En Fátima la Virgen intervino en favor de la Humanidad y señaló el camino de la salvación»

Bajo el título de Madre del Amor Misericordioso, el Patriarca Latino de Jerusalén, Fouad Twal, presidió la peregrinación internacional que celebró el aniversario de las apariciones de la Santísima Virgen en Fátima. Las celebraciones comenzaron en la víspera de la fiesta, el 12 de mayo, y con ellas monseñor Twal quiso llevar anta la Madre de Dios "las súplicas de sus hijos del Medio Oriente", además de encomendarle a la Virgen el viaje del Papa Francisco a Tierra Santa (Jordania, Palestina e Israel) que comienza el próximo sábado 24 de mayo.

Pero, sobre todo, en su homilía del 12 de mayo (adjuntamos el archivo en formato mp3 para poder escucharla) el Patriarca pidió que se atiendese el llamado urgente a la conversión que constituye la esencia del Mensaje de Fátima, transmitido por los tres pastorcillos, Lucía (1907-2005), Francisco (1908-1919) y Jacinta (1910-1920).

Por los habitantes de la patria de María
El prelado calificó como "una enorme alegría" haber sido invitado a Portugal para la celebración de la fiesta mariana: "Poder encontrar la Iglesia Universal también en Portugal, poder compartir con tantos fieles del mundo entero la hermosura de la catolicidad de nuestra fe. ¡Es un hecho extraordinario!. Además me alegra poder encontrar a la Virgen de Nazaret en Fátima, en ese lugar privilegiado que Ella eligió para dar tan importantes mensajes de salvación".

"He venido a presentarle a Nuestra Señora, las súplicas de los hijos de Medio Oriente y del Mundo entero y, de un modo especial, a pedirle por las necesidades de los cristianos y de todos los habitantes de su Patria: la Tierra Santa", agregó.

El Patriarca Latino de Jerusalén, Fouad Twal,
ante la Virgen de Fátima.

El Patriarca expresó que este no es el único sentido de su presencia, ya que la celebración es un testimonio de "la centralidad de la devoción mariana en la vida de todo cristiano" y la confianza de los fieles en la ayuda maternal de la Santísima Virgen. "Fátima es un signo indiscutible de la fuerza de María Santísima en la historia de la Humanidad. Sin Fátima, incluso nuestros días, no se entenderían bien".

Peligro de condenación eterna
"Si la Virgen ha querido aparecerse aquí y llamarnos a la conversión, es porque el mundo está en peligro", advirtió. El prelado pidió obedecer el llamado a la conversión del Mensaje de Fátima, a causa del peligro material y espiritual que produce el alejamiento de Dios: "Los hombres y mujeres del mundo, todos y cada uno de los habitantes del planeta Tierra están en peligro de eterna condenación. Quitad este aspecto del mensaje de Fátima, y la aparición y mensajes de Nuestra Señora, no tendrán significado".

El Patriarca destacó la correspondencia entre el llamado de la Santísima Virgen en las Bodas de Caná ("Haced lo que Él os diga") y los detalles de este seguimiento ofrecidos en las revelaciones a los niños videntes de Fátima. "El llamado a la conversión -al arrepentimiento y a la confesión de los pecados-, al ofrecimiento voluntario de todos nuestros sufrimientos para la Gloria de Dios y la salvación de las almas" son para monseñor Twal "una repetición fiel e histórica de lo que sucedió en Caná de Galilea". Es la acción de la Madre de Cristo que interviene en favor de la humanidad: "Debemos hacer lo que Jesús nos dice. Ese es el modo para dar Gloria al Padre y obtener las gracias que el mundo, tan herido, necesita de manera urgentísima", explicó.

"La virgen María quiso en Fátima, como en Caná, intervenir en favor de la humanidad, y aquí como allí señaló el camino de la salvación".

Los santuarios del mundo
El Patriarca afirmó que en los lugares donde se encuentra la Santísima Virgen los creyentes se encuentran como en casa por la protección y acogida de la Madre de Dios, e hizo así un repaso por los distintos santuarios: Nazaret nos recuerda "su maternidad divina y virginal", Jerusalén "la Virgen de los Dolores", La Salette "las lágrimas de Nuestra Señor y el sentido de su sufrimiento", Lourdes "su Inmaculada Concepción y las gracias celestiales", Guadalupe "su providencia amorosa y su maternidad universal", El Pilar "su solidez de reina y madre", y Fátima "la fuerza de su Corazón Inmaculado como fondo de salvación para la Humanidad".

"Ella nos llama a la conversión, a que dejemos de ofender a Dios y ofrezcamos sacrificios por la conversión de los pobres pecadores, a reparar las ofensas cometidas contra el Corazón de María Inmaculada y contra su Hijo, a consolar al Corazón de Jesús": esto lo entendió muy bien el pequeño Beato Francisco Marto,  "que no quería hacer otra cosa sino consolar a Jesús presente en el Santísimo Sacramento del Altar".

Asimismo recordó que la Virgen pidió en Fátima el amor al Papa, en particular con el ejemplo de la Beata Jacinta Marto.

María, faro de Esperanza
"Queridos hermanos y hermanas, desde que María Santísima se convirtió en la Madre de Dios con su Fiat, con su ´Hágase en mí según tu palabra´ que pronunció en Nazaret, nunca más cesó en su afán evangelizador": "Ella es madre por todos los caminos del mundo, intentando guiar a sus hijos, para que se vuelvan a su Padre, intentando que aquellos que aún no conocen a Dios lo conozcan y amen y sigan".

El Patriarca latino de Jerusalén pidió a los presentes que peregrinasen a Tierra Santa, "donde están nuestras raíces y donde comenzó la historia de nuestra salvación".

Y aunque "es noche cerrada sobre el mundo", dijo, "brilla una pequeña luz de esperanza: la Virgen Santísma". Ella "estuvo al pie de la cruz de su hijo y permanece al pie de la cruz de sus hijos, porque la agonía del Señor continúa con la agonía de todos los hombres, de los pobres, de todas las víctimas de la injusticia".

"Amigos, no tengáis miedo. Aquel que salió del sepulcro de Jerusalén tienen una fuerza tal que ningún movimiento político o pseudopolítico, ninguna sociedad humana, ninguna ley inicua podrá jamás vencer. La luz de nuestra esperanza esta en la fuerza omnipotente del Señor, que nos dice que estará con nosotros hasta la consumación de los siglos", afirmó: "Y María, en ese sentido, es también Madre de Esperanza, porque nos recuerda y enseña que nada es imposible para Dios".

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