El obispo de Ciudad Real, Gerardo Melgar, ha afirmado que «si bien es verdad que la situación de emergencia sanitaria en la que nos encontramos aconseja que los fieles reciban la comunión en la mano, como medida de seguridad para evitar el contagio de la Covid-19, en ningún momento se puede prohibir el hacerlo en la boca, si así lo desea el fiel que ha de recibirla«.
Monseñor Melgar respondía así a la protesta formal de un fiel por haberles sido negada la comunión en la boca a él y a su esposa el día 26 de julio durante la misa dominical en una iglesia de Ciudad Real.
En carta firmada el 20 de agosto por el canciller y secretario general de la diócesis, que recoge Infocatólica, éste transmite al fiel en nombre del obispo «disculpas por haberse producido semejante situación» y le informa de que monseñor Melgar habló con el responsable del templo «para que no vuelva a repetirse algo parecido«.
Se da la circunstancia de que, según las normas dadas el 4 de mayo por el mismo obispo para la administración de la comunión durante la pandemia, «la comunión se distribuirá siempre en la mano, nunca en la boca, procurando la máxima distancia entre el sacerdote y la persona que comulga».
Numerosas diócesis han dado en estos meses instrucciones parecidas, pese a que la vigente instrucción Redemptionis Sacramentum de la Congregación para el Culto Divino del 25 de marzo de 2004 establece que «todo fiel tiene siempre derecho a elegir si desea recibir la sagrada Comunión en la boca” (n. 92). Esta instrucción remite a la propia Institutio Generalis del Misal Romano: “El que comulga… recibe el Sacramento en la boca, o donde haya sido concedido, en la mano, según su deseo” (n. 161).
La reacción de miles de católicos en todo el mundo en defensa de su derecho a comulgar en la boca está logrando que algunas diócesis y sacerdotes reconsideren ese tipo de decisiones.