En la Pontificia Universidad Antonianum, en Roma, aproximadamente 600 especialistas de todos los continentes participaron en el XXVI Congreso Mariológico Mariano Internacional, entre el 3 y el 6 de septiembre de 2025, con 600 estudiosos y pastores apasionados por la Virgen María. Lo organizó la Pontificia Academia Mariana Internacional (PAMI) con el título «Jubileo y sinodalidad: una Iglesia con rostro y práctica mariana».
El Papa León XIV concluyó los 4 días de trabajo con un discurso a los mariólogos en el Aula Pablo VI, señalando que la Virgen no cesa de abrir puertas, crear puentes, derribar muros y ayudar a la humanidad a vivir en la armonía de la diversidad.
“Contemplar el misterio de Dios y de la historia con la mirada interior de María nos blinda de las mistificaciones de la propaganda, de la ideología y de la información mal informada, que nunca podrán aportar una palabra desarmante y desarmada, y nos abre a la gratuidad divina, la única que hace posible que las personas, los pueblos y las culturas caminen juntos en paz”, dijo el Pontífice.
«La Virgen María, Madre de la Iglesia, nos enseña a ser el pueblo santo de Dios». Una ejemplaridad de la que, añadió el Papa, «deriva también la importancia de esta Academia Pontificia» que, meritoriamente, nos recuerda cómo «la Iglesia tiene siempre un rostro y una praxis mariana».
María plantea preguntas incómodas: «¿Cómo será esto?»
Para León XIV, María es una «mujer jubilar» porque «comienza siempre de nuevo escuchando la Palabra» y lo hace con la actitud descrita por San Agustín en el décimo Libro de las Confesiones, citado por el Pontífice: no esperar la respuesta deseada, sino aspirar a querer lo que «oye» de Dios. Como María, la Iglesia no debe cansarse de cultivar el diálogo con Dios y plantearle preguntas «incómodas», como hace la Virgen en el momento de la Anunciación: «¿Cómo sucederá esto?»
María, además, es una «mujer sinodal», porque está «plena y maternalmente implicada en la acción del Espíritu Santo», que llama siempre a «caminar juntos, como hermanos y hermanas» a quienes antes estaban «separados», por «desconfianza mutua» o «incluso» por «enemistad». María, explicó además León XIV, es la «perfecta cooperadora del Espíritu Santo, que no cesa de abrir puertas, crear puentes, derribar muros y ayudar a la humanidad a vivir en paz en la armonía de la diversidad».
El Papa agradeció a la Academia Pontificia el «servicio eclesial» que realiza, a saber, «proponer la imagen y el mensaje de la Madre de Jesús como camino de encuentro y de diálogo entre las culturas».
Un congreso no sólo con católicos
La Virgen María es una figura que atrae e interesa no sólo a los católicos, sino también a los ortodoxos (que la veneran tanto como los católicos) y a muchos protestantes y hasta musulmanes, que la consideran digna de admiración e imitación. Así, entre los participantes había también eruditos y estudiosos de estas denominaciones.
Entre los ponentes católicos estuvieron el padre Massimo Fusarelli, Ministro General de la Orden de los Frailes Menores (franciscanos), y del padre Agustín Hernández, Rector Magnífico de la Pontificia Universidad Antonianum. Además, participaron como ponentes el padre Antonio Escudero, Presidente de la Asociación Mariológica Interdisciplinaria Italiana; el cardenal Rolandas Makrickas, Arcipreste de la Basílica de Santa María la Mayor; y el padre Stefano Cecchin, Presidente de la PAMI.
Entre los ponentes estuvieron Juan Miguel Ferrer Grenesche, Francisco María Fernández Jiménez, Álvaro Román Villalón, Carmen Álvarez Alonso, Javier María Ijalba Pérez y otros expertos que aportaron enfoques históricos, estéticos y pastorales.
María, modelo para la Iglesia de hoy
El padre Stefano Cecchin insistió en que «María no es meramente objeto de devoción, sino figura fundamental del dogma y modelo para la Iglesia actual». Afirmó que debemos verla como aquella que acoge, encarna y “incultura” la palabra de Dios, un punto de vista que trasciende prácticas piadosas tradicionales.
También señaló que la Pontificia Academia Mariana «lleva mucho tiempo preocupada por la eliminación o incluso el olvido de los cursos de mariología en muchos sectores de la Iglesia católica, especialmente para los sacerdotes», admitió Cecchin. «Reafirmamos la importancia fundamental del énfasis del Concilio Vaticano II en el papel de María en la historia de la salvación, en el papel de Jesús y María, y por lo tanto de lo masculino y lo femenino, y en la importancia de la nueva evangelización que proponemos, una que sea precisamente mariana, fundamentalmente bíblica y mariana, especialmente en todo el mundo», recoge Vatican News.
Cecchin también dijo que en el contexto de «una nueva evangelización», explicó, «vemos a muchos jóvenes y a muchas personas interesándose por ella [María]». «Debemos redescubrir a una María amiga, una María compañera, una María que vivió verdadera y plenamente su vida humana», añadió.
Virtudes marianas y «sinodales»: humildad, obediencia, escucha…
El cardenal Mario Grech, de la Secretaría General del Sínodo, destacó a María por su escucha, diálogo, discernimiento, humildad y obediencia, características que considera «sinodales». El cardenal Grech vinculó la figura de la Virgen con el tema de la participación femenina en la vida eclesial.
Otros temas que se trataron: la relación entre María y la Iglesia según los Padres, el arte teológico en torno a la Asunción, la evolución del estudio mariológico en el siglo XX y las manifestaciones de la religiosidad popular.