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Confesarse en el Rocío: así, el santuario es «oasis de paz y hospital de campaña», afirma el obispo

El domingo 15 de mayo del 2016 fue Pentecostés, y también el día grande de las hermandades rocieras: la Misa de Romeros en el real de la aldea de El Rocío es el único momento en el que se reúnen las 117 hermandades filiales rocieras, con sus capellanes al frente y muchos miles de romeros en una celebración que este año ha estado pasada por agua. Esto no ha impedido que se congreguen los devotos de la Virgen del Rocío en torno a la aldea para acompañar a su Madre.

Apoyarse en la Virgen ante los problemas
El obispo de Huelva, José Vilaplana, quien celebró la Misa del domingo 15 de mayo, animó a los devotos de la Blanca Paloma a ser, en medio de este mundo, "testigos y portadores de la Misericordia".

Quiso también dar gracias a Dios por el testimonio ejemplar de devoción mariana de tantos rocieros, después de unas jornadas marcadas por las intensas lluvias que han hecho que la peregrinación se vuelva ardua. «Las dificultades del camino han puesto de relieve dos aspectos importantes por los que debemos dar gracias a Dios: vuestro amor y devoción a la Virgen María, que no ha encontrado freno por las adversidades meteorológicas, y la coordinación y el esfuerzo de las instituciones que han buscado rutas alternativas para garantizar vuestra seguridad como peregrinos», dijo el obispo.

A la celebración de Pentecostés también asistió el obispo de Jerez de la Frontera, José Mazuelos, y los capellanes de las hermandades filiales, a los que también iban dirigidas las palabras de Villaplana que instó a los rocieros en este Año de la Misericordia convocado por el Papa Francisco a "descubrir una dimensión importante en la experiencia del autentico Rocío", la de los confesionarios de la ermita.

"Muchos de los hijos de la Virgen María, impulsados por tan buena Madre, se acercan al manantial de la misericordia en el sacramento de la penitencia, tanto en el transcurso de la peregrinación como en los días vividos aquí junto a Ella. El santuario de la Virgen del Rocío, Madre de Misericordia, se convierte así en oasis de paz y en hospital de campaña, expresión del Papa Francisco, en el que las heridas quedan curadas, los errores superados y los pecados perdonados", continuó el obispo.

Ser testigos de la misericordia
La homilía del prelado de Huelva, finalizó con una petición dirigida a todos los presentes en la eucaristía y muy relacionada con el espíritu de Pentecostés: "ser testigos y portadores de la misericordia en medio de nuestro mundo". En este sentido, hizo hincapié en la importancia de llevar una vida santa en todas las dimensiones. 

"Nuestra Madre, la Virgen del Rocío, refleja siempre esa llamada o vocación a la santidad que debemos vivir todos sus hijos bajo el impulso del Espíritu Santo en el ejercicio de las obras de misericordia corporales y espirituales".

Por otra parte, el obispo ha indicado que el Rocío es también "una experiencia de la alegría vivida en el ámbito familiar", algo importante porque es en el que "generación tras generación se transmite la fe cristiana y el amor y devoción a Nuestra Madre, la Virgen del Rocío". 

Y pidió a la Virgen del Rocío, "que Ella proteja nuestras familias para que reciban el rocío del Espíritu Santo, el espíritu del amor, del consuelo y de la alegría".

Al final de la homilía, las 117 hermandades filiales han renovado su compromiso con la Blanca Paloma: los presidentes y hermanos mayores pasaron ante un libro con la leyenda "creemos en todos y cada uno de los dogmas adorables de nuestra sacrosanta religión, católica, apostólica y romana, única verdadera, y estamos dispuestos a derramar por ella hasta la última gota de nuestra sangre si fuese necesario".

Bajo estas líneas, la retransmisión en CanalSur de la misa en el Rocío 2016: 2 horas 18 minutos

 

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