Cada 15 de enero se conmemora en el santuario mariano de Banneux (www.banneux-nd.be) el inicio de las apariciones de la Virgen María a Mariette Beco, una niña que tenía 11 años entonces. Sucedió en 1933 y la Virgen se le apareció en ocho ocasiones ese año. Y después, ya nunca más. Son apariciones aprobadas oficialmente por la Iglesia, por el obispo de Lieja (Bélgica) en 1949.
La Virgen pide rezar mucho
Una exhortación tema que repetía la Virgen en sus apariciones a Mariette era «rezad mucho». Lo pidió en tres de ellas. Por eso, al acercarse el aniversario, muchos devotos rezan una novena a esta advocación, llamada «Virgen de los Pobres«. La novena repite estas letanías:
Virgen de los Pobres, llévanos a Jesús, Fuente de gracia.
Virgen de los Pobres, salva a las Naciones.
Virgen de los Pobres, alivia a los enfermos.
Virgen de los Pobres, alivia el sufrimiento.
Virgen de los Pobres, ruega por cada uno de nosotros.
Virgen de los Pobres, creemos en Ti.
Virgen de los Pobres, cree en nosotros.
Virgen de los Pobres, rezaremos mucho.
Virgen de los Pobres, bendícenos.
Madre del Salvador, Madre de Dios, ¡gracias!
El sábado se celebra en el santuario de Banneux con una misa por la mañana, una velada mariana en 3 idiomas al medio día, una misa internacional con el rector del santuario, Leo Palm, y una procesión.
Tradicionalmente, a los peregrinos belgas se le sumaban franceses, holandeses, alemanes y luxemburgueses. Todos estos países están a menos de 60 km del lugar. Y en los últimos años, antes de la pandemia de coronavirus, podían llegar grupos grandes organizados de países africanos o caribeños de lengua francesa.
En 2019, en el Día de la Madre, llegó al santuario una peregrinación de 6.000 vietnamitas, recuerda el rector. En su mayoría, eran descendientes de refugiados de la Guerra de Vietnam que habían nacido y crecido en Europa.
Del 1 al 3 de mayo se celebra un triduo especialmente pensado para los enfermos. Y en la Asunción, en verano, solía recibir unos 15.000 peregrinos.
Banneux y el coronavirus
Con la pandemia, todo cambió. Los peregrinos llegan en grupos pequeños, las celebraciones evitan las muchedumbres y mantienen distancias. Muchas celebraciones se hacen al aire libre, ante el altar del santuario.
El 14 de noviembre de 2021, Banneux fue una de las 50 iglesias de 5 continentes que celebraron con oración y conexión online la Jornada Mundial de los Pobres, con unas 300 personas.
Pese a los confinamientos y sus limitaciones, la devoción a la Virgen de los Pobres y al santuario de Banneux se va consolidando.
En septiembre de 2020, se consagraba una columna de 2,3 metros de altura en el exterior del santuario con la imagen de San Josemaría Escrivá de Balaguer, fundador del Opus Dei, bendecida por Jean-Pierre Delville, obispo de Lieja. Era fruto de una iniciativa de fieles de Lieja, que querían destacar la devoción mariana del santo español, que expresaba en los santuarios marianos, recordando su visita a Bélgica en los años 50. En la columna se puede leer una de sus frases: «Omnes cum Petro; ad Iesum, per Mariam».
La vidente de familia no religiosa
Las apariciones de Banneux son peculiares por su vidente, Mariette Beco, una niña belga de 11 años de una casa rural y humilde, un hogar que no era religioso. Su padre estaba en paro y no iba a misa, y a su madre no le interesaba la religión.
Mariette Beco en 1933 con 11 años, cuando vio a la Virgen en 8 ocasiones
A Mariette la habían llevado a catequesis de pequeña, pero con 11 años ya no iba. Es verdad que alguna vez rezaba con rosario antes de dormir, pero no era piadosa. Tampoco era buena estudiante: era la peor de su clase.
Ese día de invierno miró por la ventana de su cocina y vio, según dijo, «una luz y una hermosa Señora que tenía la cabeza muy iluminada, como si la luz irradiara de su propio cuerpo. Tuve miedo». Cuando lo comentó a su familia, no la creyeron.
Asistió en total a 8 apariciones, la última el 2 de marzo de ese año de 1933. En ellas, la Señora se presentó como «la Virgen de los Pobres», señaló una fuente, pidió que se construyera una capilla y repitió que venía «a aliviar el dolor» y «a los enfermos».
La vida de Mariette cambió desde la primera visión, y no sólo espiritualmente. Volvió a ir a catequesis, interesada en las cosas de fe. Y, además, dejó de ser la peor alumna para ser la mejor.
El sacerdote que impartía las clases, asombrado del cambio, preguntó a la niña. Cuando ella contó las apariciones, el sacerdote, el padre Jamin, envió un detallado informe al obispo.
Curaciones y conversiones
La abundancia de curaciones y conversiones que se produjeron entre quienes acudían al lugar y a la fuente enseguida fortalecieron la convicción de la Iglesia de que eran auténticas. La primera conversión fue la de Mariette, pero muy pronto después llegó la de su padre, antes muy descreído, para asombro de muchos.
En 1949 el obispo de Lieja declaraba que se había tratado de una verdadera aparición de la Virgen María.
La niña vidente creció, se casó, tuvo hijos y envejeció. Tuvo una hija que murió siendo muy niña, y otra que murió ya mayor, con 61 años, en 2008.
San Juan Pablo II en Banneux en 1985; aprovechó para hablar con la vidente, ya mayor
Vivió su vida sin llamar la atención. A veces visitaba el santuario de forma anónima. Mariette vivió sus últimos años muy unida a su hijo y a sus nietos. Cuando Juan Pablo II visitó Banneux en 1985, se entrevistó con Mariette.
En 2008, cuando se cumplían 75 años de las apariciones, difundió a través del rector del santuario, entonces el padre Josseph Cassart, un sencillo mensaje: «Yo no fui nada más que un cartero que entregó una carta; una vez se ha hecho, el cartero ya no tiene importancia».
Mariette Beco murió en diciembre de 2011 tras una vida tranquila, a los 90 años.
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