La catedral de Nuestra Señora de París, conocida mundialmente como Notre Dame, ardía este lunes ante la mirada impotente y triste de cientos de millones de personas, ya fuese en directo desde París o a través de las pantallas de móviles y televisores. Muchos católicos se acercaron a los alrededores para entonar el Ave María rezando a la Virgen a la que fue consagrada esta catedral que simboliza la rica herencia cristiana de Europa.
“Es dramático (…) Todo el tejado está siniestrado, toda la armadura quedó destruida, una parte de la bóveda se derrumbó, la aguja ya no existe«, declaró Gabriel Plus, portavoz de los bomberos de París. Los daños en muchos casos son irreparables, pero una vez que los expertos han podido ingresar en la catedral tras el incendio han podido también dar algunas buenas noticias.
La estatua de la Virgen, salvada por poco
Una de ellas es como casi de manera milagrosa ha quedado intacta la estatua de la Virgen más conocida y famosa que se conservaba en la catedral y popularmente conocida como “Nuestra Señora de París” o también como la Virgen del Pilar, imagen que muestra a la Virgen con el niño, y que estaba situada en la columna sudeste del crucero.
A pocos centímetros de la Virgen estaban ya los escombros después de que se viniera abajo el tejado de la casi milenaria catedral. Sin embargo, la imagen no ha sufrido ningún desperfecto.
La más conocida de las 37 representaciones de la Virgen
Según informa la propia catedral de Notre Dame, esta es la estatua más conocida de las 37 representaciones de la Virgen María que hay en todo este majestuoso templo. Fue tallada a mediados del siglo XIV y proviene de la capilla de Saint-Aignan, ubicada en el antiguo claustro de los cañones de la Isla de la Cité. En 1818 fue trasladada a la catedral, y en 1855 se colocó en su ubicación actual, un sitio histórico en el que desde finales del siglo XII se levantó un altar a la Virgen.
Fue precisamente junto a la imagen de esta Virgen donde se convirtió el poeta Paul Claudel, en la víspera de la Navidad de 1886.
Una catedral con una enorme presencia mariana
La de Notre Dame es una catedral especialmente mariana como no podía ser de otro modo. La puerta norte es conocida como la de la Virgen y en ella aparecen escenas relacionadas con María. Durante la Revolución Francesa fue muy mutilada y tuvo que ser reconstruida posteriormente.
Está organizada en tres registros. En el superior y presidiendo la puerta se esculpió la escena de la Coronación de la Virgen, que aparece sentada junto al Todopoderoso. Les acompañan ángeles, dos arrodillados en los extremos, postura motivada por su emplazamiento, y un tercero coronando a la Virgen.
En el registro central se colocó la escena de la Dormición o Muerte de la Virgen. María aparece tumbada en su lecho, rodeada por los apóstoles y dos ángeles que inician el levantamiento de la Asunción.
En el registro inferior, en el lugar del dintel, se representan a los Patriarcas, que flanquean a un baldaquino bajo el que se encuentra el Arca de la Alianza, que contiene la Tablas de la Ley por la que Yahvé instauró la Antigua Ley por medio de Moisés, de gran valor simbólico.
En el parteluz aparece la Virgen de pie con el Niño en su brazo izquierdo. En las jambas aparecen santos, patriarcas del Antiguo Testamento, reyes y otro personajes. Entre ellos destaca la célebre estatua de San Denís con su cabeza cortada sujeta por la manos. Es una escultura del siglo XIX.
María, Puerta del Cielo, ruega por nosotros