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Lleva 20 años peregrinando a Lourdes, empezó de voluntaria y ahora como enferma: «Aquí todo es posible»

Más de 163 peregrinos, 32 de ellos enfermos, se encuentran finalizando la trigésimo novena peregrinación a Lourdes de la diócesis de Salamanca, que concluye este sábado tras la misa de despedida en la iglesia de Sta. Bernardita.

El obispo de Salamanca, José Luis Retana, ha acompañado a los peregrinos durante las primeras tres jornadas y presidió la misa celebrada el jueves en la iglesia de Santa Bernardita, junto a la gruta.

«Sin la ayuda del Señor, el dolor es cruelmente pesado»

En su homilía se dirigió especialmente a los enfermos que han acudido «a este lugar bendito para buscar consuelo y esperanza«, suplicando también a la Virgen para que les haga «sentir su presencia y reconforte».

El prelado recordó a todos los enfermos de la diócesis, a quienes también llamó a «dar gracias a Dios porque Jesucristo es el inspirador de tantas vocaciones de servicio en los médicos, las enfermeras, auxiliares de enfermería, personal de hospitales, de clínicas y de modestos centros asistenciales de salud».

Retana agradeció la aportación, generosidad y gratuidad del voluntariado que asiste a los enfermos. En la mirada que nos dirige la Virgen, dijo, «se refleja nuestra dignidad de Hijo y de Dios, la dignidad que nunca abandona a quienes están enfermos». Enfermedad y sufrimiento que, sin la ayuda del Señor, «es cruelmente pesado».

El obispo José Luis Retana.

En este sentido, el obispo también se refirió al tiempo dedicado a un enfermo o a un anciano como «un tiempo santo». Por ello, invitó a no olvidar que se trata de la caridad de Cristo, la que mueve a los voluntarios, y tampoco que «el voluntario debe de estar dispuesto a dar razón de su fe«.

Mons. Retana subrayó que hoy en día encontramos muchos cristianos en el campo de la sanidad y de la atención a los mayores, «que dan testimonio de su buen hacer, no solo con la palabra, sino también con una vida entregada, fundada en la fe, sabiendo ser ojos para el ciego, pies para el inválido y manos para el enfermo o el anciano que necesita ayuda concreta para elevarse«.

20 años peregrinando a Lourdes

Una de las peregrinas más veteranas es Lucía Carballido, que acude a Lourdes cada año desde hace dos décadas.

Su primera ocasión fue como voluntaria, ayudando a una peregrina anciana.

«Me enganchó, porque la Virgen te engancha«, dice al portal de la diócesis salmantina.

También acude como enferma al padecer un «defecto» en una pierna, lo que sin embargo no la impide disfrutar de la experiencia de Lourdes, siendo los voluntarios «como una segunda familia» para ella.

Para Lucía, peregrinar a Lourdes significa encontrar «acompañamiento y fuerza en la Virgen». Por ello, invita a todos los cristianos a venir alguna vez en su vida a este santuario francés, pues «aunque creas que no puedes por tener alguna enfermedad, aquí todo es posible», dice, también «gracias al voluntariado».

Lucía Carballido lleva 20 años peregrinando a Lourdes, empezó como peregrina.

Durante estos 20 años peregrinando a Lourdes, Lucía ha tratado siempre de «animar a la gente«. También a sus compañeros de parroquia, que si hace cuatro años eran 16, este ya son solo 5.

Pero siempre lo hacen con cariño y alegría, «y nada más llegar a Lourdes el corazón te palpita a cien por hora porque vienes a ver a tu madre, a tu madre celestial«, comenta.

Actualmente Lucía padece de la visa y casi no ve, por lo que también acude al santuario como enferma, acompañada de su esposo. «Aquí no necesito más«, remarca.

Cuenta que los voluntarios «te lo dan todo», como la posibilidad de llegar a la misma gruta en uno de los carritos que llevan.

Entre las celebraciones más sentidas de esta semana en Lourdes, destaca la procesión de antorchas, «que es muy bonita, porque ves a gente de todas las nacionalidades». Ella también resalta la cercanía de la gente: «Todo el mundo te ofrece agua, una mano para ayudarte».

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