Fue uno de sus grandes éxitos de 1962. El artista norteamericano proclama en Village of St Bernadette: «He viajado muy lejos, por tierra y por mar, y he tenido la dicha de estar en lugares hermosos. Pero una pequeña aldea que nunca olvidaré es Lourdes, el pueblo de Santa Bernadette. Allí, como en sueños, aquella noche maravillosa, vi en la gruta una luz resplandeciente. Allí me invadió un sentimiento divino, caí de rodillas y musité la oración: Ave María…»