Alepo se ha convertido en uno de los símbolos más visibles de la devastadora guerra que está asolando Siria. La ciudad ha quedado prácticamente destruida, miles de personas huyeron y otras tantas murieron. Sin embargo, los cristianos que permanecieron allí se mantuvieron fieles, su fe no se resintió y ahora vuelven a tener paz en su ciudad.
Alepo será consagrada en el centenario de las apariciones
Y como símbolo de amor de los católicos de Alepo y toda Siria a María, esta ciudad devastada será consagrada el 13 de mayo a la Virgen de Fátima coincidiendo con el viaje del Papa Francisco al santuario mariano de Portugal en el centenario de las apariciones
Un gesto simbólico de gran importancia en una ciudad marcada por años de guerra y con una última batalla que dividió la ciudad en dos partes, una controlada por el Gobierno y otra por los rebeldes.
En la ciudad no caen ya misiles, pero sus habitantes viven sin electricidad ni agua corriente y en condiciones de pobreza extrema, indicó a Radio Vaticano el sacerdote franciscano Ibrahim Alsabagh, tal y como recoge Zenit.
Histórica procesión por las calles de Alepo
Pero nada puede con su amor a María. La consagración se producirá durante la misa concelebrada por todos los obispos y sacerdotes de Alepo y que será presidida por el Eparca Antoine Audo.
La iniciativa partió de la parroquia latina de San Francisco y los actos comenzarán el 11 de mayo y concluirán el día 13 en la festividad de María con una procesión por las calles devastadas de Alepo con la imagen de Nuestra Señora de Fátima y la consagración de la ciudad a la Virgen María, con la participación de todos los ritos católicos del norte de Siria.
Las iglesias llenas y rezando el Rosario
Sobre esta celebración, Monseñor Audo declaró a Asia News que “todo el mes de mayo es importante para la comunidad cristiana de Alepo. Todas las iglesias están llenas de fieles que rezan el Rosario, se acercan a la Eucaristía, recitan las letanías. Este es un momento muy importante de oración y comunión en torno a María, una tradición agradable y arraigada en el tiempo”.
De hecho, el pueblo de Alepo “ama mucho la devoción popular”, desea “participar” y perpetrar una “profunda tradición”, que une a las iglesias y las familias en torno a María. Esto, dijo, “es muy bonito, ya que crea una atmósfera de serenidad. Mayo es el mes preferido para orar por la paz, por el fin de todos los conflictos”.
«La fe cristiana es firme y genera optimismo»
La consagración de Alepo a María y el tema de la paz – añade el obispo caldeo – «son fuente de esperanza y un signo de nuestra presencia. Queremos aprovechar el evento para revivir los temas de diálogo, la unidad y el encuentro no sólo entre las diferentes denominaciones cristianas, sino también con los musulmanes aprovechando la gran repercusión que ha tenido el viaje del Papa a Egipto. Es un evento del que todavía se habla hoy, un testimonio hecho más con gestos que con palabras”.
Al drama de la guerra, concluye Monseñor Audo, se puede responder “con el fanatismo o con la comunión: la Iglesia ha ayudado a optar por la segunda. La fe cristiana es firme y fuerte, y esto genera optimismo, a pesar de que permanecen las incertidumbres y las sombras en lo que concierne al futuro”.